18:30 Horas

 

Ángeles

Viernes 23, 18:30 horas, 2019, las puertas de la sala número uno de la Cineteca Mexiquense habían cerrado para comenzar a proyectar el cortometraje “Arcángel” de Ángeles Cruz, con la inmaculada puntualidad del cine se apagaron las luces, el público enfocó  y se preparó a observar, el proyector disparó el cortometraje. 

Viernes 23, 18:40 horas, 2019, pude salir del vehículo que me transportó hasta la entrada principal del Centro Cultural Mexiquense, me deslicé dentro de la Cineteca con los zapatos mojados y la sudadera húmeda; me acerqué a las selladas puertas, mismas que fueron abiertas por un entusiasmado miembro del equipo de logística y dándome una palmada en la espalda me introdujo al interior de la sala. 

Gracias a la poca luz que rebotaba de la pantalla a la audiencia me pude colocar en el asiento disponible más cercano. Al mismo tiempo en que intentaba reconstruir los minutos perdidos, observé al público con la poca iluminación que había, encontré un par de rostros académicos interesados, otros tantos somnolientos y unos más analizando el trabajo fílmico proyectado, unos lugares más empleados por un público general, a pesar de esto la sala estaba incompleta. 

El cortometraje terminó, las luces se encendieron y dos figuras presentes al frente de la sala se iluminaron, una de ellas era Ángeles Cruz escritora, directora y actriz, quien tras una raquítica presentación saltó a la parte de preguntas y respuestas lo que denotó su interés por conocer la opinión del espectador a su obra. 

Hablaré un poco sobre lo que observé y después investigué sobre su obra, ella se describe como una escritora que lo que escribe y cuenta viene de su tierra, está extremadamente ligada con sus raíces, asegura que solo se puede escribir correctamente sobre lo que conoces directamente, no como un Malinowski que valiéndose de la etnografía (el estudio directo de personas o grupos durante un cierto período, utilizando la observación participante o las entrevistas para conocer su comportamiento social) se jactó de conocer un contexto lo suficiente, al grado de poder escribir “Los Argonautas del Pacífico Occidental”. Ese es el primer detalle que me llamó la atención, su premisa de que solamente comprendemos nuestro contexto y es lo único con lo que podemos trabajar, incluso podría calificarse como una necesidad de hablar desde quien es y desde el retrato de su comunidad. 

En la obra de Ángeles hay un personaje recurrente que denota su modus operandi respecto a su trabajo, solo lo hace con gente de su pueblo, creo que esto se ejemplifica con Patrocinia, aparece en la Tirisia, La Carta y el motivo de Arcángel una mujer que no tiene hijos, ni familia y vivía en el abandono.

 

 Nuestra escritora se enfrentó a la impotencia de observar como todos los asilos y lugares gubernamentales le negaban el apoyo a esta señora de avanzada edad, este rechazo la motiva a escribir su más reciente trabajo fílmico apoyado por IMCINE, Arcángel. 

Estéticamente su obra siempre está ligada con lo rural y me gusta observar como con su fotografía busca expresar lo necesario con elementos tan comunes y familiares para todos nosotros aunque no seamos mixtecos, aunque vivamos acá en el Estado de México, el tacto que se experimenta al desgranar una mazorca, el petricor, la bruma son casi tan nuestros como de ellos y nos brindan este entorno cálido, como una bienvenida a casa.

Cruz es la necesidad de contar algo, la respuesta que no llegó en el momento y por más obsoleta que parezca vale se expresada y la clara prueba de ello es “La Tirisia” que es una obra en respuesta al abuso que sufrió alguien durante su infancia y por el miedo, la tristeza, impotencia, inseguridad, ninguna respuesta, queja, sonido se emitió, todo eso que pudo haber incluso sancionado el crimen se evaporó tan rápido como vaho en un cristal, la directora al escuchar esto respondió a la situación de la mejor manera en la que sabe, contando una historia. Historia que no va a sanar el pasado, evitarlo o incluso hacer más fácil la existencia después de ello, pero es una idea que por más mínima que parezca o fuera de tiempo existe y creo que ella lo hace porque entendió ese dolor, cuando experimentas algo así (al menos yo pienso) que con toda esa ruptura lo único que puedes hacer es prometerte que nadie más sufrirá eso y toda su obra siento va bajo esa línea, “Arcángel” quiere evitar que más personas de la tercera edad sufran esa situación, “La Tirisia” quiere evitar el abuso y darle una voz a la parte oprimida. 

Entonces, tenemos a esta persona que esperaba deseosa la ronda de preguntas y respuestas, tenemos a una mujer que durante un entrevista con el medio “Noticias 22” se presenta como “Me siento muy conectada a la tierra, siempre lo he sido” con una gran conciencia sobre el feminicidio, aborto, la vejez, homosexualidad y todo esto encaminado a los pueblos indígenas que recibió una batería de preguntas no tan elaboradas o complejas como esperaría, comentarios que se limitaban a lo superficial de su obra y yendo unos más a la parte técnica (no digo que sea inútil o no importe conocerla pero lo que percibí es que ella esperaba algo más sobre su mensaje y no la realización). 

Las preguntas pasaban y parecía que conforme más se preguntaba la sala quedaba cada vez más vacía, se notó aún más cuando la sala de al lado irrumpió en aplausos para recibir a su próximo orador, un maestro del doblaje mexicano. Fue entonces cuando esos fugaces y no tan discretos escapes se convirtieron en una masa que corría despavorida hacia una presentación diferente, fueron tan descaradas esa huidas que incluso la oradora de la sala número uno mencionó que el presentador de al lado no sabía nada sobre cinematografía y sala de haber sido una copa casi llena se rompió, su mirada se distraía con cada persona que se levantaba de su butaca y sus manos se contraían como queriéndoles retener. 

Al final de la velada y en esa sala con aún un par de almas se le otorgó un reconocimiento, se le agradeció su presencia y despidió, se levantó lentamente y la gente que aún permanecía en la habitación caminó hacia la salida en una complicidad compleja muda que parecía existiera el entendimiento de como esa noche Ángeles Cruz perdió una audiencia pseudointeresada ante el doblador del personaje animado “Gokú” pero ella seguirá contando historias, respondiendo preguntas que merecen ser contestadas, escribiendo, actuando y dirigiendo, viviendo el cine, yendo a cada foro que pueda donde compartir su obra. 

Así fue como para las 21:15 horas tomé el camino a casa.