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Tras Bambalinas ¿y nosotras dónde quedamos?

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Fotografía tomada por Dulce Mendoza

Primera parte 

Una vez alguien me dijo que “para ser artista se necesita coraje”, antes de cada salida a escena sentía como mi panza se retorcía y mis manos se congelaban, los nervios me invadían, no tiene mucho tiempo desde la primera vez que mi pies tocaron un escenario, ese día sentía que con cada paso que daba mis piernas se rompían poco a poco, los nervios tienden a ser traicioneros, sin embargo me tuve que llenar de coraje, y aunque no lo crean hasta la fecha, lo sigo haciendo….

El primero de mayo del 2023, teníamos una presentación en el teatro  jaguares, Toluca, Edomex. La obra que hemos estado presentado desde el inicio se titula “¿y nosotras dónde quedamos?” Cada cuadro hace referencia a un tipo de violencia hacia la mujer, es mágico ver cómo el cuerpo te puede hablar, es mágico hacer sentir tanto a las personas, es mágico poder creer que algo puede cambiar, entre el cambio de luces, la música y la energía del movimiento, nunca he estado del otro lado, pero me gusta pensar que es mágico.

Para quienes estamos tras bambalinas es distinto, la magia continúa pero se vive diferente….

La presentación iniciaba a la siete p.m., pero nosotros empezamos a llegar desde las 2:30, es importante programar luces  y sonido, ya que la ambientación vital para la obra, al entrar por la parte trasera del teatro me registre y un señor muy amable me indicó el camerino que nos correspondía, subí las escaleras, caminé por el pasillo de la izquierda y vi en la puerta “camerino uno” al entrar vi al director y coreógrafo Aldo Rodríguez, al parecer tenía poco de llegar, colocó sus cosas en un solo lugar y cambió la ropa de si pequeño Niño, para después sacar un tupper con fruta, su hijo se acercó a mí para ofrecerme un poco, le dije gentilmente que no deseaba comer, Aldo se me quedó viendo y cuestionó la razón le empecé a platicar de lo emocionada que estaba y le comenté “no es mi primera obra y sin embargo siento que voy a vomitar”, con una sonrisa me consoló afirmando que esto era normal y  el día que  lo dejara de sentir se le quitaría la magia, aAldo decidí que era hora de comenzar a trabajar entonces entre al escenario, aunque solo es para marcar las luces mi estomago como si de palomitas en microondas, comenzó a tronar, los nervios estaba presentes, aunque todavía no podía bailar porque estaba fría, comencé a imaginar los pasos que haría, fue mágico, puse música de Vivir Quintana, mi cuerpo comenzo a moverse lento tratando de realizar figuras de dolor y hartazgo que la voz y la propia experiencia me transmitían

En nuestro caso, las bailarinas del Black Ballet somos lo que se conoce, artistas de método, por lo que después de calentar nuestro cuerpo, tenemos tiempo de introspección para comprender y sentir a nuestro personaje.

Las chicas comenzaron a llegar, se nos dio la indicación de familiarizarnos con el escenario, esto conlleva al suelo, el tamaño y los espacios de n los que cada una baila, al finalizar nos reunimos todas en el camerino para peinarnos y hablar, a de ser muy divertido ver un camerino desde fuera, se escuchan pláticas , risas, y un borlote impresionante, mientras algunas se peinaban, otras sacan su ropa para ensayar, algunas se vendan y/o curan, ya estaba lista, así que decidí calentar un poco, mientras bajaba por las escaleras, para dirigirme nuevamente al escenario recordé que en aquel lugar era la escena de un horrible feminicidio, el recordar el caso de Sonia me dio coraje e impotencia, mientras calentaba  empecé mi introspección, quería llorar pero sabía que no era el momento, ni la forma…. Llegó una de mis amigas y por suerte no tocamos este tema.

 

Continuará….