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Huitzilopochtli, el colibrí siniestro

códice Telleriano

 

El paso del Clásico al Posclásico en Mesoamérica estuvo marcado por intensas guerras entre los pueblos. Importantes cambios en la organización política, económica y religiosa de esta región fueron el resultado de estos movimientos entre las culturas más poderosas de la época. Por ejemplo, la economía, que estuvo basada en la agricultura durante el Clásico, encontró, en el Posclásico, su eje en el tributo.

Estas transformaciones fueron tangibles en el ámbito religioso, pues deidades centrales como Quetzalcóatl, se vieron desplazadas por dioses guerreros como Tezcatlipoca, Coatlicue y Huitzilopochtli.

Huitzilopochtli fue el dios principal de los mexicas, quien los guio en su larga peregrinación desde Aztlán hasta la Cuenca de México. 

Su nombre, “el colibrí de la izquierda o colibrí del sur” lo caracteriza como el prototipo de los guerreros muertos y resucitados en el cuerpo de esa ave. Para comprender el vínculo existente entre el sur y la izquierda, es importante recordar que Huitzilopochtli, en el plano astral, está relacionado con el Sol. La izquierda del mundo está en el sur y coincide con la posición del sol al medio día. En la cosmovisión mexica, a este punto cardinal se le conoce como Huitztlan o Huitztlampa cuyo significado es la parte del medio día. Mientras que el norte se vinculaba con el inframundo, Mictlampa.


Resulta interesante mencionar que no existen representaciones escultóricas de Huitzilopochtli, sin embargo, en ciertos códices como el Tudel, Florentino, Borbónico, Telleriano, Boturini y en la Historia de las Indias de la Nueva España es posible conocer su rostro, marcado por dos franjas.

Si bien, no existe una escultura dedicada a Huitzilopochtli, el axis mundi de la gran Tenochtitlan está constituido por dos templos, uno dedicado a Tláloc y otro a esta deidad solar. La arquitectura y la disposición de los monolitos de Coatlicue y Coyolxauhqui  evocaban el nacimiento de Huitzilopochtli.


Como último dato, en la sala mexica del Museo Nacional de Antropología es posible admirar dos bellas esculturas de Xiuhcóatl, La serpiente de fuego, arma con la que, al nacer Huitzilopochtli, quita la vida a Coyolxauhqui y a los centzon Huitznahua, sus hermanos.