El día de la Independencia es una fecha muy importante para todas y todos los mexicanos, pues exaltamos el orgullo de nacer en un país tan hermoso, con tanta cultura y fuertes tradiciones que mantenemos gracias a los abuelos, los papás o los tíos. Jóvenes, niñas y niños siempre llevamos de esto una huella en nuestro ser.
Y en Tejupilco, ¡uy! se nos escuecen los piecitos porque lleguen las fiestas patrias puesto que celebramos a más no poder. Es sorprendente cómo personas de todas las edades esperamos estos días para salir, bailar y celebrar.
“El Apache” es uno de los distintos sones que son escuchados en todo el centro por bandas de viento que son contratadas por los mismos habitantes de las colonias. El 15 de septiembre por la tarde, a eso de las cinco más o menos, la gente se reúne en puntos específicos de sus colonias vestidos de “apache”, atuendo que consiste en un vestido rojo con colgajos e imágenes de la Virgen de Guadalupe o también del águila con su serpiente en la boca, calcetas rojas hasta la rodilla, huaraches de palma que son hechos por artesanos de Guerrero, el infaltable machete y su gran penacho con plumas de pavo real adornados con los colores de la bandera y mucha diamantina. Hay quienes se pintan la cara de colores verde, blanco y rojo e incluso algunos de calaveras, ¡sacan su lado más creativo!.
Es muy bonito apreciar los diferentes estilos e ideas en la vestimenta. Al menos dos meses antes elaboran el atuendo pues coser los colgajos lleva su tiempo, aunque depende del tamaño y la cantidad de accesorios, normalmente los hombres llevan más adornos que las mujeres.
Después de estar un rato en el lugar donde se reúnen toman camino hacia el centro y ahí bailan hasta altas horas de la noche. Niños, jóvenes y adultos convivimos en un ambiente familiar, mientras algunos sacan sus mejores pasos, otros prefieren observar de lejos y disfrutar del torito, una bebida típica en estas fechas hecha con jugo de naranja, alcohol de caña, cebolla, chile y sal. Súper frío es una delicia porque refresca la garganta y da energía para aguantar toda la noche.
Cada año sale un personaje llamado “El Pípila” que, si no lo recuerdas es aquel personaje emblemático que cargó en su espalda una piedra para protegerse del fuego enemigo con el propósito de quemar el almacén donde se escondían los españoles y que los insurgentes pudieran entrar a combatir. No importa en qué parte del centro estés porque el pípila hace un recorrido por todos los lugares, nomás aguas con su antorcha porque no es de a mentis.
La hora del grito, casi la media noche, seguramente muchos ni se acuerdan de la hora, todos andamos celebrando, pero el gran acto se lleva a cabo muy a gusto, con un brindis de por medio y después, a seguirle con la tradición. Normalmente después de las doce de la noche se quedan se quedan lo más alegres porque al siguiente día hay que madrugar para presenciar el desfile cívico en el que estudiantes de distintas escuelas participan con números de tablas rítmicas o demostraciones deportivas. Al final del desfile siempre vienen los caballos con banda y de nuevo los apaches. Alrededor de las dos de la tarde se prepara la demostración de los gachupines (o sea los españoles) y los apaches (los insurgentes), primero los gachupines dan un recorrido avisando a la comunidad de que pronto será la carrera y ¡que se vayan preparando! Después al lado de la presidencia municipal gachupines apaches corren dos veces y se regresan a mitad del camino para que a la tercera, se pongan truchas porque es la buena, y puedan lograr su cometido que es agarrar a los gachupines. Los que lleguen a la presidencia sin ningún rasguño se salvan, pero los otros sí suelen llevarse leves golpes en aunque nada grave.
Al final de la carrera todas las personas siguen celebrando el gran logro que tuvimos hace muchos años. Nos divertimos en familia, participamos de esta tradición que año con año adoptan otros municipios cercanos a Tejupilco, y disfrutamos las comidas tradicionales que se hacen en estas fechas. ¡Ay que bello es el pueblo!.