Cruz Azul y América se jugarán todo en el partido de vuelta en el Estadio Azteca
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- Por Ximena Gallardo
El estilo es la esencia de un equipo, un rasgo distintivo que revela su sensibilidad y motiva su desempeño. Quienes poseen este estilo se destacan y representan una amenaza para cualquier adversario. El Club América ha desarrollado su estilo para mostrar a sus seguidores su verdadera naturaleza, defendiéndolo y compitiendo con él para empatar partidos, como lo hizo en la final de ida contra Cruz Azul (1-1). Este estilo es su mayor fortaleza, lo que lo diferencia de otros equipos.
El entrenador de las Águilas, André Jardine, afirmó que su equipo tiene una gran calidad, uniendo su estilo de juego con la valentía para enfrentar la vida. Por eso, sus ideas son respetadas por el equipo y capaces de generar respuestas tras errores, como el del 1-0, donde Uriel Antuna aprovechó una mala salida de la defensa.
El delantero, campeón de goleo, involucró a Israel Reyes y al portero Luis Malagón en un pase atrasado que resultó en un gol. Los errores tienen consecuencias inevitables. El equipo que los capitaliza no necesita explicaciones. Los celestes entendieron esto durante varios minutos, pero América sigue siendo un rival formidable incluso cuando defiende.
El mérito del América fue demostrar que conoce bien cómo jugar en grandes escenarios, incluso si esto va en contra de sus ideales. Con una plantilla llena de estrellas, mostró su alta resistencia emocional al esperar pacientemente un contraataque. Esta confianza en sus delanteros, capaces de aprovechar cualquier oportunidad, quedó demostrada con el gol de Julián Quiñones (16).
El dorsal 33, un número significativo para la afición celeste, marcó el empate con un servicio de Henry Martín tras un saque de banda. El técnico argentino Martín Anselmi intentó mantener a su equipo enfocado con su grito de guerra ¡Daaale, daaale, daaale Cruuuz Azuuul!. Sin embargo, Cruz Azul parecía luchar más contra sus propios nervios que contra su rival.
El descanso del partido mostró la capacidad de los entrenadores para influir en el juego. Anselmi intentó hacer ajustes, pero el América volvió a demostrar su fuerza. André Jardine, después de ser campeón el torneo pasado, buscaba dejar una huella en la historia del club, priorizando el control del balón y el peligro en el área rival. Cada jugador de su equipo aportó habilidades específicas: Martín dominaba a los zagueros y Quiñones creaba jugadas y provocaba a los aficionados de Cruz Azul.
Las finales requieren especialistas y Quiñones, naturalizado mexicano, es uno de ellos. Mientras él y Martín generaban jugadas de gol, en las gradas el ambiente era tenso. Los aficionados observaban de pie, pidiendo huevos y la décima copa. Un mosaico gigante recordaba la canción Andar conmigo de Julieta Venegas y el número 33, trayendo suerte a la afición celeste.
Sin embargo, como en las finales de mayo de 2013 y diciembre de 2018, América nuevamente buscó la épica. Parecía advertir a sus rivales: si estamos en la final, prepárense para las consecuencias. Su experiencia es su mejor aliada para el partido de vuelta. Después del fracaso en la Concacaf Copa de Campeones, los campeones aceptaron defender su único objetivo restante: unirse al grupo de bicampeones de la Liga, junto a Pumas, León y Atlas. Quedan 90 minutos cruciales por delante.
Fuente: https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/05/24/deportes/cruz-azul-y-america-dejan-todo-para-la-vuelta-en-el-azteca-9373