Las sorpresas del mundial de atletismo en londres
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Tres mujeres latinoamericanas escribiendo la historia de sus respectivos países con la tinta de su esfuerzo
El Campeonato Mundial de Atletismo Londres 2017 fue la escena de figuras de nuevos países que aparecieron en el medallero, como el noruego Karsten Warholm (oro en 400 metros con vallas) y el turco Ramil Guliyev (oro en 200 metros), pero sorprende gratamente ver a atletas de Venezuela, un país latinoamericano sumido en una profunda crisis política y económica, codeándose con la élite en el salto triple y salto con garrocha, gracias al desempeño de Yulimar Rojas y Robeilys Peinado.
Estas deportistas consiguieron resultados históricos para su país: Rojas, de 21 años, se alzó con el primer oro en un Mundial para Venezuela, desplazando a la campeona olímpica, la colombiana Caterine Ibargüen, y Peinado, de 19 años, superó sus mejores marcas como juvenil y obtuvo bronce en una prueba en la que tampoco los venezolanos habían subido al podio.
¿Cómo un país desmoronado desde las entrañas puede lograr que sus deportistas consigan estas hazañas? En el caso de Rojas y Peinado no gracias a una política pública en el deporte, no a un sistema generado con sus recursos y sus entrenadores, sino gracias a patrocinadores, al conocimiento de entrenadores extranjeros y a que las atletas no viven en ese convulso territorio, sino en Europa, alejadas de cualquier situación política que las perturbe.
Yulimar Rojas, subcampeona olímpica en Río 2016, se mudó a Guadalajara, España, para entrenar con el cubano Iván Pedroso –oro olímpico en Sidney 2000 y nueve veces campeón mundial de salto de longitud- a quien contactó por Facebook y le pidió que la entrenara. Pedroso pulió las cualidades de esta atleta de 1.92 metros de estatura y tiene el mérito de haber logrado que cambiara de especialidad, de salto de longitud a salto triple. La firma Nike aportó los recursos. Rojas se fogueó en las mejores competencias atléticas de Europa y Estados Unidos.
Por su parte, Peinado vive y entrena en Szczecin, Polonia. En 2013, la atleta escribió a la IAAF (Federación Internacional de Atletismo) para pedirle ayuda y le asignaron al entrenador ucraniano, Wiaczeslaw Kaliniczenko. Se mudó al frío de esa región de Europa Central donde nadie habla español; ella no entiende el idioma y vive prácticamente en aislamiento, yendo de su casa a los entrenamientos. No tiene televisión, tampoco internet. Esas dos medallas las disfrutó el pueblo venezolano, les dio orgullo. No importa que no hayan sido hechas en casa, pues poseen el mismo valor: igual se iza la bandera y se escucha su Himno Nacional.
Y en México también podemos estar orgullosos de Guadalupe González, la primera mujer que le da al país una medalla en la marcha, gracias a la plata que ganó el domingo, otra vez caminando en solitario tratando de vencer al equipo de las chinas.
Diacrítico. Tres mujeres latinoamericanas escribiendo la historia de sus respectivos países con la tinta de su esfuerzo, a pesar de sus gobernantes; para goce y disfrute de sus compatriotas, deseosos de encontrar entre la corrupción y los excesos del poder algo que presumir.