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Cuando recorres las carreteras de Nayarit es imposible no parar en uno de los puestos repletos de frutas enormes de color amarillo, desconocidas para todo aquel que no vive en esta región de México. Estas frutas enormes se llaman yacas y pueden pesar desde cuatro y ¡hasta 20 kilos!

En las carreteras nayaritas puedes pedir la yaca cortada en pedacitos y servida en vaso de plástico, como si de jícamas o pepinos se tratara. ¿La quieres con chilito y limón? Se puede, sin duda, aunque la mejor manera de disfrutarla para reconocer su sabor semejante al plátano, el mango, la papaya y la guanábana, es al natural.

La yaca es el fruto del árbol del pan, originario de Asia, y que actualmente también crece en América. En México se introdujo por primera vez con fines de reproducción justamente en Nayarit, una entidad que le rinde culto a esta fruta al natural, en guisos y hasta en panes.

Poco a poco, esta fruta comienza a tener su momento en la ola de recetas saludables debido a su versatilidad, ya que se puede consumir verde, madura, frita como plátano, hervida como camote y preparada como si fuera tinga o cochinita pibil (¡hola fruta, adiós cerdo!).

La yaca es una excelente fuente de carbohidratos, proteínas, vitamina B1 –fundamental para el mantenimiento del sistema nervioso-, hierro, niacina, ácido ascórbico y ácido fólico. Además contiene sildenafil natural, el ingrediente activo del viagra, por lo que se le considera de ayuda en casos de impotencia sexual.

En medicina tradicional se utiliza el fruto, las hojas, la raíz y el látex de la yaca para curar síntomas de asma, diarrea, conjuntivitis, diabetes, otitis, verrugas e hipertensión arterial.

Aunque la yaca es fantástica, difícilmente se consigue fresca en los mercados capitalinos. La mejor forma de consumirla si vives en la ciudad de México u otros lugares del país es deshidratada; la puedes comprar en tiendas como Estado Natural, Green Republic o Marvellous Mercado.

COn información de animalgourmet.com