Adicción Comunicación

A veces uno se burla de las coincidencias de la vida, de las experiencias de las demás personas y de esas situaciones que  creemos increíbles y hasta ridículas, sentimos que ese tipo de cosas solo le pueden pasar a los perdedores, a los que no hacen nada por su futuro, sus vidas o por sus sueños. Somos soberbios.  No es hasta que te sucede que comprendes que ese tipo de situaciones o experiencias no tienen nada que ver con la inteligencia, poder, seguridad o lo que quieras, sino, más bien tiene que ver con el destino, o algo más poderoso que nosotros, algo que tenemos que enfrentar porque de eso vas a sacar algo bastante valioso.

Llegados a este punto seguro están pensando que estoy hablando de algún tipo de accidente, tragedia o enfermedad que te cambia la vida, y, podría ser  todo eso, pero en realidad estoy hablando del amor.

Supongo, y digo supongo porque no lo puedo afirmar, que  cuando llegas a cierta edad uno cree   el tema del  amor es pan comido, que tenemos la experiencia para lidiar, enfrentarlo y hasta dominarlo. Wrong.

Me gustaría saber el  momento exacto en el que me enamoré de él, porque aunque el enamoramiento es algo periódico debe haber un momento en el que pasas del gustar al enamorarse, todos deberíamos de ser capaces de identificar ese momento para ser conscientes de ese momento, palabra o acción que te hizo caer por la persona contraria.

No sé cuándo fue qué me enamoré de él, pero puedo enlistar perfectamente cada una de las características de él que me fueron haciendo caer, podría decir que es el hombre de mis sueños, pero todos los chicos que ya han pasado por mi vida  también fueron “el hombre de mis sueños”, así que preferiría decir que tiene muchas de las características que busco en un hombre actualmente, muchas.

Si me preguntaran cuál de todas esas características que tiene, es mi favorita;  yo diría que su sonrisa, tiene una sonrisa coqueta, seductora  que te hace caer, o te hace caer.

A lo mejor se están preguntando por qué estoy escribiendo sobre el amor y sobre él; la respuesta es simple: no me puedo enamorar.  Escribo esto cómo catarsis, cómo una forma de encontrar fuerza para mantenerme firme, fría, manteniendo una relación normal entre un hombre y una mujer.  Siento que si vengo a escribir que estoy enamorada puedo darme el permiso de sentir emoción por unos segundos, tambalearme  en el control que tengo de mis sentimientos para luego recuperarme y seguir adelante como la mujer calculadora que soy.

Seguro que mientras lo leen van a pensar que es tonto lo que hago,  ocultar mis sentimientos, esconderlos, que además soy una mujer que le tiene miedo al amor, o al éxito como dirían  por ahí; y sí, la verdad es que tengo miedo, tengo pavor de enamorarme, no podría decir cuántos años han pasado desde que tuve una relación formal; años en los que no me he enamorado de nadie, además, de todas las cosas buenas que tiene él hay un defecto, muy, muy, pero muy grande que imposibilita el enamoramiento pero…Esa es otra historia.