La siguiente es una escena muy común: quieres saludar a un alguien formalmente, por lo tanto extiendes tu brazo para darle un apretón de manos y justo cuando vas a hacer contacto con sus dedos ¡te da una descarga eléctrica! Por supuesto no es nada grave y nadie sale lastimado. Sólo se convierte en un momento vergonzoso, luego del cual nadie se quiere acercar, no vaya a pasar que de nuevo ‘se den toques’.

Este fenómeno ocurre debido a la electricidad estática, que es la energía acumulada en un objeto que no está en movimiento. Todas las cosas están formadas por átomos, los cuales tienen tres partículas: neutrones (carga neutra), electrones (carga negativa) y protones (carga positiva). Generalmente hay un equilibrio entre protones y electrones; no obstante, cuando un objeto tiene fricción con otro (por ejemplo, si tallas un globo sobre tu cabello), la carga negativa de una cosa pasa a la otra.

La forma más común en que en que almacenamos electricidad estática, es si tenemos contacto con prendas de lana, seda o nylon, pues estos materiales son buenos conductores. Lo mismo ocurre con los muebles de metal y algunos aparatos eléctricos.

Ese “exceso” de carga negativa queda en algo así como un modo de espera, hasta que el objeto tiene contacto con otro y entonces la carga eléctrica se libera, dando lugar a ese ‘chispazo’ que todos conocemos. Es decir, le pasamos nuestra ‘energía extra’ a la otra persona.

Aunque a veces se produce un ruido aparatoso y sentimos algo así como un calambre, estas descargas eléctricas no son peligrosas. Esos toques tienen una intensidad de 1 miliamperio, algo así como la cantidad de energía necesaria para encender un foco pequeño.

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