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Tengo ganas de escribir ¿me lees?

gitanas

El mundo debe saber que existo, ¿por que? Ni yo lo se, tal ves me siento solo y no me he dado cuenta, a pesar de ser feliz y estar en paz con mi entorno social y natural. Creo que en realidad estoy deprimido pero me reprimo muy bien.

Siempre he sido optimista y creanme que no es fingido ni actuado, lo traigo de herencia, mis antecesores también ven con alegría la vida, por eso es que no entiendo a las personas que se quitan la vida, no saben valorar los placeres simples, por ejemplo el hacer pipí cuando tu vejiga esta a punto de reventar o tomar una cerveza bien fría en un día caluroso.

En mi vida existen varios momentos que han marcado mi existencia en este mundo, uno de los que más recuerdo es cuando di un tour en patrulla, pero no lo hice como delincuente, me tocó vivirlo como víctima. Aquí les cuento:

Mi padre un hombre trabajador, honesto y responsable, criado con carencias en un pueblo del estado de Michoacán, conocedor del campo y muy creativo en todos los aspectos, siempre he dicho que si el hubiera tenido la oportunidad de estudiar a nivel profesional, sería un destacado ingeniero o inventor, pero por algo pasan las cosas. El ha sido mi ejemplo, de el tengo muchas cosas y no solo el apellido.

Mi madre, siempre alegre y directa con sus comentarios, criada al igual que mi padre con muchas carencias propias de ese pueblo alejado de la ciudad, que por cierto es el mismo de mi padre, en realidad eran vecinos y se conocían de toda la vida. Ella pudo estudiar una carrera técnica, lo cual no sirvió de mucho ya que en el pueblo donde nació no había oportunidades laborales y el suertudo de mi papá logró convencerla de irse juntos a la ciudad y hacer una vida en pareja, la condición que puso ella fue, si, pero hasta que termine mi carrera, logro y valoró el esfuerzo de sus padres para darle ese nivel de educación. Ella acepto a mi padre y se la “robo”.

Llegaron a Toluca con una oportunidad laboral y crecieron a fuerza de mucho trabajo, yo nací como fruto de ese amor el 30 de mayo de 1983, en el sanatorio Santa Cruz, un pequeño hospital privado, no por que tuvieran mucho dinero, más bien por la falta de un seguro social que permitiera al acceso a salud gratuita.

 

Corría el año de…no me acuerdo, solo se que fue en los años 80s, mis padres tenían un negocio muy productivo donde comercializaban tortas, jugos y licuados, muy cerca de la central camionera de Toluca, mejor conocida como la terminal. Puedo recordar que el negocio de mis padres era muy bien visto en la zona, por el nivel de higiene y calidad de sus productos, todo al rededor estaba lleno de mugre y suciedad, desde negocios ambulantes, borrachos, vagabundos y hasta prostitutas.

En un día de mucho trabajo el pan de las tortas se terminó y a falta de empleado mi papá decidió correr a la panadería para no negar el servicio a los clientes, yo lo alcance a ver entre el tumulto de gente y decidí alcanzarlo a como diera lugar, corrí pero jamás lo alcance…me vi perdido en la mugre, no me asuste, pero no conocía a nadie en mi alrededor, un grupo de personas me hablaron y decidí acompañarlos, su ropa era distinta, eran coloridos y hasta brillosos, se trataba de un grupo de gitanos norteamericanos. Hasta hoy nadie sabe como me convencieron para ir con ellos, me intentaban robar, eran los famosos “roba chicos”.

Mientras que todo eso sucedía, mi madre en el local se dio cuenta de mi ausencia, pero supuso que mi padre me había llevado con el, cuando el regreso con las teleras pero sin su primogénito mi madre se puso como loca y salió a buscarme, el esfuerzo fue en vano, imagino que los minutos fueron eternos para ellos, dieron parte a la policía. De forma milagrosa me encontraron con los gitanos listos para abordar un camión con destino desconocido, ellos fueron detenidos y nos subieron a todos a una patrulla, yo me sentía un policía y era de ensueño. Yo no entendía la gravedad de lo que ahí pasaba, para mi solo era una aventura.

Los policías me llevaron a la tortería de mis padres, mi madre estaba desconsolada y cuando me vio lloró de alegría o de coraje por el hijo tan güey que Dios le había mandado, a mi padre le pedían que denunciará a los roba chicos, pero mi padre decidió no levantar cargos, seguramente de forma inconsciente se lo dejó al destino.

¿Se imaginan si me hubieran logrado raptar aquellos gringos? Tal ves hoy seria norteamericano, lector de cartas y manos, estafador, malabarista, fenómeno de circo o donante involuntario de órganos.

¡Pero mis destino esta aquí, hoy soy muy feliz por esta vida y tú, sin saberlo eres parte de ella!

¡Los quiero perros!