Una de las cosas que jamás me cansaré de hablar es sobre Cloud Atlas, le dediqué mi primer artículo en Philomanía a lo que me gusta sobre la cinta desde diferentes perspectivas pero hoy quiero contarles sobre un enfoque más .
Para comenzar con esto citaré al Fyodor Dostoevsky que en su novela “el idiota” escribió lo siguiente:
“La belleza salvará al mundo”

El filósofo Solzhenitzyn (quien es mencionado en la película) le respondería años más tarde algo que se traduciaría más o menos así:
“¿Qué clase de argumento es ese? Por un largo tiempo lo consideré solo palabras. ¿Cómo sería posible? ¿En qué momento de esta historia llena de sangre la belleza salvó a alguien? Enoblecido, levantado, sí.
Pero ¿a quién ha salvado?
En estas seis historias separadas en el tiempo y género vemos a los personajes mejorar su versión de una manera significativa, Cloud Atlas es una historia de historias; sobre como trasciende alguien para compartir experiencias que le servirán a alguien más para evolucionar.
Enfoquémonos en “la causa y efecto” (que es algo central de la cinta), calificándolo como algo sempiterno y tratando esto con la reencarnación del personaje principal, sugiriendo que son la misma alma; así que con conexiones visuales, emocionales y cromáticas la historia va disolviendo las barreras entre las historias singulares, creando un sentido más fuerte que te permite observar las consecuencias de los actos, esto nos lleva a las fuerzas depredadoras de la historia, que se anteponen a los diferentes protagonistas y aunque tenemos breves victorias por separado pareciera que el panorama está siendo dominado por las guerzas antagonistas, puesto que una nueva fuerza de oposición surge y virtualmente aplasta la pequeña vitoria de la anterior y así sucesivamente.
Entonces ¿por qué luchar? ¿por qué sufrir y sacrificar? ¿por qué levantarme ante la injusticia? ¿por qué ser mártir de una lucha que busca un bien común que jamás llegará?
Y Solzhenitzyn nos responde de nuevo:
“Sí tan solo todo fuera tan simple, sí tan solo hubiera gente mala en algún lugar haciendo cosas malas y solamente fuera necesario separarlos del resto de nosotros para destruirles. Pero gradualmente comprendí que la línea entre el bien y el mal no pasa entre estados, clases, o ideologías políticas, sino por cada corazón humano; durante la vida de cada corazón esta línea va cambiando de lugar, algunas veces es comprimida por la maldad y en otras ocasiones consigue el espacio suficiente para que el bien florezca, un ser humano es diferente a lo largo del tiempo y bajo diferentes circunstancias. Por momentos es lo más cercano a un demonio y en otros es casi santificado.
Pero su nombre no cambia y ahí se le suscribre lo bueno o lo malo.”

Aunque hablamos de la escala cósmica en esta historia, nos tenemos que enfocar en nuestro corazón, el arte es el antídoto eterno, como la belleza que le responde a la maldad. Todos nuestros perosnajes están conectados con la belleza que les ha dejado el personaje anterior que les permite mejorar y aprender. Aquí es cuando vemos que nuestro corazón y el resto del mundo solo tienen una frontera metafórica, por eso nuestras pequeñas victorias cuentan en esta gran y aparentemente indiferente escala.
De nuevo con el filósofo Solzhenitzyn, dijo que una gota de verdad puede destrozar un mar de mentiras.
Cloud Atlas añade que: ¿Qué es el mar? Más que una multitud de gotas.
Hacen enfásis en que solamente una gota basta para cuidar del bien y la justicia, la existencia de esta gota no es una bala perdida, es todo lo que importa.
Cloud Atlas es sobre ser esa gota. Sobre cuidar de la belleza y compartirla de generación en generación, esperando que con el asombro y amor baste para hacerle frente a los siguientes problemas, así que cada vez que perdamos nuestro camino usemos la belleza como brújula.