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Excelentes alimentos para tu cerebro
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- Published: 24 Septiembre 2015
Que una alimentación sana y equilibrada es imprescindible para nuestro organismo, todos lo sabemos; pero que además, lo que ingerimos y el tipo alimentación que llevamos está directamente relacionado con el buen funcionamiento de nuestro cerebro es un hecho.
Empezar por conocer algunos de los alimentos que nos ayudan a mantener el funcionamiento de nuestro cerebro activo y un menor riesgo de deterioro cognitivo, va a ser un buen comienzo, por eso hoy os contamos cuáles son algunos de los alimentos perfectos para tu cerebro.
Ayudar a nuestro cerebro a mantenerse en pleno rendimiento es fundamental y para ello, controlar nuestra alimentación es el primer paso. El peso de nuestro cerebro es apenas el 2% de nuestro peso total pero, sin embargo, es el responsable de gran parte del consumo de las calorías que ingerimos, a través de la actividad cerebral.
Según un estudio de un estudio de Claude Massier, de la Universidad de Ottawa, Canadá, el consumo medio de calorías de una persona en reposo asciende a 1300 kcal/día, de este promedio metabólico, la actividad cerebral sería la encargada de gastar alrededor de 260 kcal/ día para su funcionamiento vital.
Por este motivo, neurólogos coordinadores del Grupo de Estudios de Trastornos del Neurodesarrollo, recomiendan llevar una alimentación rica en nutrientes precursores de neurotransmisores y vitaminas, ya que éstos son los encargados de regir nuestro estado de ánimo y comportamiento, a través de la comunicación neuronal.
7 alimentos buenos para tu cerebro
Té verde: en infusión es un té natural bajo en excitantes y con un alto contenido en antioxidantes. Tiene efectos cognitivos saludables y actúa como ansiolítico. Además, aporta dopamina, sustancia esencial para el cerebro, y catetina que ayuda a relajarnos.
Chocolate: una onza a partir del 70% de cacao es un buen aliado que favorece la producción de endorfinas, sustancias que liberan estrés y que se vinculan con el estado de ánimo. Es un gran antioxidante y contiene vitamina del grupo B, potasio, hierro, calcio y magnesio.
Arándanos: es una fruta muy nutritiva y un potente antioxidante. Es fuente de polifenoles que son fundamentales para combatir el estrés oxidativo. Los frutos pueden ser rojos o morados, aunque se le atribuyen propiedades cardiovasculares para su versión roja.
Yogur: según estudios recientes de la UCLA, el yogur no sólo ayuda a regular la flora intestinal, sino que existe una relación directa entre las bacterias intestinales y el correcto funcionamiento de nuestro cerebro.
Avena: un buen equilibrante para nuestro sistema nervioso, posee vitamina B1 y se le atribuyen propiedades para la concentración y rendimiento en épocas de especial esfuerzo intelectual, además de ser ansiolítica y un buen combatiente para el estrés.
Pescado azul: los ácidos grasos Omega3 presentes en el pescado, son grasas poliinsaturadas esenciales que sólo podemos percibir a través de nuestra alimentación. Se recomienda su consumo unas tres veces a la semana ya que son básicos para las funciones neuronales. También encontramos Omega3, por ejemplo, en la soja o frutos secos.
Brócoli y coles: verduras extraordinariamente antioxidantes, y que aportan folatos muy beneficiosos para la memoria. Aporta vitaminas A, B, minerales y flavonoides. Se recomienda su consumo al vapor.
Añadir ejercicio es vital...
Como para muchísimas otras cosas, la práctica de ejercicio regular también ayuda a nuestra actividad cerebral, según estudios de la investigación neuroeducativa, la actividad física estimula la producción del Factor Neurotrófico (FNDC), fundamental para las neuronas y sus conexiones.
El FNDC y las endorfinas son factores desencadenados por el ejercicio físico que afectan directamente al estado de ánimo y a la cognición. Atendiendo a un estudio del 2012, publicado en la revista Neuroscience, la clave para aumentar la productividad y la felicidad, es la inversión en el ejercicio regular.
"Aquellas personas que hicieron ejercicio durante el mes anterior, pero no ese día, generalmente tuvieron mejores resultados en el examen de la memoria que aquellas personas que habían sido sedentarias, pero no se acercaron siquiera a los resultados de aquellas personas que habían hecho ejercicio esa mañana", escriben los autores".
Gracias a Vitónica, de ahí tomamos prestada/robada esta información.