Enamórate, y cuando lo hagas ten en cuenta de que no es un estado permanente, al contrario, su fecha de caducidad es diario, por lo que tendrás que decidir voluntariamente todos los días, elígelo con actos que carguen consigo mensajes implícitos, que le susurren a cualquier oído “hoy elegí amarte”. Todos los días, cada día: “hoy elegí amarte”.

Enamórate, cuando sientas miedo de entregarte por completo no se te olvide de que enamorarse es un acto de locura en donde nos abandonamos completamente hacia ese algo o ese alguien.

Es un acto de demencia que al mismo tiempo y paradójicamente le da sanidad  nuestra propia existencia. Enamórate, y cuando sientas que estas dependiendo de ello no se te olvide de que enamorarse es la prueba de que el ser humano no puede ser independiente del todo, pues dependemos de ese sentimiento, de esa pasión, de esa emoción, de esa piel de gallina para que nuestra vida cobre sentido.

Enamórate, pues no tiene sentido vivir tu vida sin la aventura de enamórate completamente y profundamente e inténtalo, porque si no lo haces, no abras vivido, enamórate profundamente de aquel proyecto, de la vida, enamórate de la vida, de aquella persona, de lo que haces, del trabajo, de aquella actividad.

Enamórate apasionadamente e irracionalmente, y veras como todo cobra sentido…