Las palabras enamorada y tonta no sé me hacían un sinónimo hasta que lo conocí y es que era el prototipo de persona de la que jamás me hubiera fijado porque en su tiempo me dejaba llevar un poco más por los prejuicios que ahora.

-Eres demasiado bonita – Eso dijo a mi oído en la fiesta e inmediatamente una sonrisa surgió de mis labios.

-Gracias – Me seguí moviendo al ritmo de la música que podía salir mal. Estaba ahí, pensando en que un chico había pensado que era linda lo que honestamente no debía importarme mucho porque mi novio se encontraba aun despierto esperando a que llegará y mi hermano estaba atento al igual que todos sus amigos.

Yo solo me dedicaba a bailar.

Debí de haberme concentrado en otra cosa como por ejemplo en irme corriendo de ahí para no haberle pasado mi número o haberme concentrado en mi novio y en que me quería pero no, hubo algo en su mirada que hizo que me quedará platicando con él. Me sorprendí por lo mucho que sabía de los temas que sacaba o intentaba sacar porque en el antro no se escuchaba.

Tonta, pequeña e ingenua Teresa ¡SAL CORRIENDO DE AHÍ! Mi razón me lo gritaba pero mis entrañas me suplicaban seguir escuchándole. Por la noche cuando ya todos nos habíamos quedado en nuestros respectivos hogares, solté un suspiro escribiéndole a mi novio.

“Hey, llegué bien, mi amor. Descansa”

“Descansa bonita, te quiero mucho”

Y en ese preciso momento llego otro texto

“Ha sido todo un placer conocer a una persona tan exquisita como tu ¿Llegaste bien?”

¡NO LE CONTESTES TERESA! Eso me hubiera dicho mi mejor amiga si hubiera estado pero como no fue así…

“Muchas gracias, llegué ¿Tu?”

“También llegue… mañana hablamos ¿Si? Descansa”

Sonreí <<mañana hablamos>> eso escribió…
¿Me iba a escribir?
¿Por qué estaba emocionada?
No debí de emocionarme porque como todo al final terminaron siendo ilusiones.

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Capítulo dos AQUI