Este texto está dedicado a un gran amigo, hermano, compañero de aventuras, confidente y un gran ente espacial, al que se le tiene mucho cariño y aprecio desde hace poco más de 5 años de haberlo conocido, provocando que nuestras vidas cambiaran.

Un chico que se ganó a puño y letra cada palabra ya escrita en este pequeño poema.

Inspirado y dedicado a la memoria de su perrita “Nahala” quien hace poco se fue de casa. 

A ti querido amigo, te dedico estas letras, que vienen desde lo más profundo de mi corazón. 

Los ojos de un alma creciente, son aquellos que

son el camino a la luz en medio de tinieblas y

miedo.

La luna es la brújula más exacta que puedes tener

ante la desesperanza en un barco con agua

alteradas.

No te puedo decir que no temas, pues, el miedo es

el mejor amigo que tiene el hombre, ya que

siempre está a su lado; pero, es enemigo del valor

y el coraje.

Así como una vez viste el cielo estrellado, puedes

tocarlo y sentirte de nuevo entre sus manos, talvez e inclusive

tu estrella favorita se apagó, y

es normal.

El dolor que sientes se extinguirá y cuando eso

pase una nueva estrella emanará.

No soy Dios, ni el ser más poderoso, pero soy un

Angel Rojo, que puede hacer sentirte mejor si es

que así lo permites.

Deja que duela, llora e inclusive patalea,
pero no te quedes nada,

Enfermeras y morirás.

No quiero eso, no solo mi vida se apagará si tú ya no estas, sino el universo perderá un ser…bidimensional.

La vida da y quita; pero siempre se disfruta de los pequeños placeres de la misma.

El tiempo es efímero, corre como agua en un río y no se detiene,

Pero los recuerdos, se quedan para siempre.

- Lu Mejía