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Pietà

Pieta

Antes de comenzar debo admitir que no sé lo suficiente para hablar sobre arte o estoy capacitado para escribir un epílogo y hoy haré ambas en una de las notas que más trabajo me ha de costar, quiero añadir que no sé más de la vida que ustedes y escribo esto porque necesito sacarlo de mi pecho.

 

“La Pietà” o “La Piedad” es uno de los temas más populares dentro de las artes figurativas y esto se debe a la fuerza que cobró durante el Renacimiento italiano. El concepto es fácil de reconocer, es la representación de la virgen María sosteniendo el cuerpo de un Jesucristo muerto; debemos saber que el término “Pietà” surge en el imperio Romano durante el año 64, se creó para describir el “acto de postrarse, mostrando una  emoción de gran amor que acompaña un magnánimo terror reverencial hacia los Dioses romanos (Como pueden ver es una palabra llena de significado) y uno de entre todos los artistas que hicieron del renacimiento lo que es, logró esculpir a la perfección este término en esta escena bíblica, no se requiere de una  deíxis puntual para poder comprenderla puesto que Miguel Ángel Buonarroti logró en el 1489 expresar algo que todos conocemos muy bien en mármol: el dolor y la pérdida; no quiero que esto se mal interprete pero todos a lo largo de nuestras vidas hemos perdido cosas que nos han marcado y desgarrado, no estoy diciendo que seamos María pero todos bajo diferentes contextos hemos sentido justo eso, hemos sido mármol que pierde su rigidez ante la aflicción, no me refiero a que carguemos el cuerpo del Mesías pero si hemos tenido esa coyuntura, hemos quizá experimentado la muerte de un ser amado y hemos odiamos el pulso de sangre en nuestra cabeza porque nos recuerda que estamos vivos y esa otra persona no, todos nos hemos caído en mil pedazos cuando las palabras no alcanzan para describir lo que sentimos, justo como María. 

En algunas ocasiones el dolor se convierte en odio, comienza en nuestras entrañas, en lo más profundo de nuestro ser, donde crece, se alimenta y después de habernos lastimado lo necesario, escapa rápido y volcánico, escapa por nuestro aliento y mirada, nos hace cerrar la quijada tan fuerte que creemos que nuestros dientes se quebrarán o nos rompe la voz después de tanto gritar, el odio al igual que el dolor es algo que todos hemos experimentado si hemos sentido una pérdida, a esto de las pérdidas y el dolor hay que recordar que los humanos somos sumamente violentos y lo hemos sido desde el principio, tan solo aquí en México, nuestros “héroes” que nos dieron la patria como nos enseñaron hasta el cansancio a lo largo y ancho de nuestra educación no hicieron más que un movimiento que terminó tan rápido como comenzó y fue hasta que existió una unión entre los dos bandos en cuestión que se llegó a una resolución, debemos saber que la persona que realizó esto sabía bien que la única manera de solucionarlo era con la vinculación de insurgentes y realistas pero consideraba que los primeros debían ser eliminados (ahora que menciono la parte histórica tengo tres puntos que extender al respecto y uno ni siquiera es mío, es de Lev Tólstoi uno de los mejores historiadores y novelistas que han existido, él decía que la historia no podía ser entendida puesto que era una serie de eventos regidos bajo la relación causa-efecto y no podemos determinar un punto claro de donde partir para comenzar a estudiarla por ello es ilógico asumir que alguien entiende a la historia. Segundo, si decidimos ignorar parcialmente a Tólstoi hay que entender primero que nada, que los sucesos históricos solamente deben ser juzgados desde el contexto en el que suscitaron, es tan arrogante como ignorante hacer símiles históricos puesto que todas las condiciones han cambiado entre evento y evento, lo que me lleva a mi siguiente y último punto, la historia no es un argumento elaborado por dioses y titanes o ángeles y demonios, la historia la han hecho humanos con imperfecciones y aciertos que aún así son subjetivos puesto que no hay ninguna manera posible de determinar algo “bueno” o “malo” puesto que estamos limitados a nuestro contexto que siempre termina delimitando nuestro juicio y aunque pudiéramos es inclusive infantil nuestro arraigo con calificar las cosas como algo enteramente blanco o negro, los hechos son solamente hechos que han resultado en más hechos y punto, el enaltecimiento o repudio por figuras históricas no ha hecho más que dañarnos, creemos que los buenos son tan buenos como lo sería un Mesías y los malos más malos que Darth Vader, mucha gente ha encontrado legitimidad en seguir las virtudes o errores que personajes históricos han tenido; nuestra historia es un instrumento delicado que nos cuentan diferentes perspectivas, cada una encaramando a quien les favorezca más pero debemos entender que nuestros “héroes” son humanos que resaltaron bajo una situación específica, si no lo entendemos, caeremos en el común error de vanagloriar caudillos y personajes que prometen bajo sus términos una salvación). 

Después de este breve paréntesis, quiero continuar con algo que había establecido al comienzo, la pérdida en ocasiones alimenta al odio y el odio en comunión con la violencia inherente al humano estalla y ¿Cómo ha estallado? Guerras mundiales, robo, extorsión, amenazas, asesinatos, genocidios, hemos crecido rodeados de odio y lo único que conocemos es el dolor y lo que puede hacer combinado con la violencia. 

Hemos también perdido entre tantas otras cosas el diálogo y creo que eso se debe porque todos hemos decidido de alguna manera u otra que cualquier otra forma de ver al mundo diferente a la nuestra es inaceptable, ya no debatimos más porque sentimos que se ha ganado una disputa cultural entre “los buenos y los malos” así que si no piensas lo mismo que una mayoría eres estúpido, malvado, raro, toda una caja de adjetivos deplorables y de esa manera ¿cómo habrá un cambio? ¿Cuándo alguien ha sido persuadido al ser insultado u ofendido? Porque nos cuesta mucho admitir lo que pensamos en realidad sobre las cosas, es momento de dejar de calificarnos entre nosotros, de reprocharnos entre nosotros, es tiempo de entender que ofendernos no hace ningún cambio, que darle retweet a Greenpeace no reduce nuestra huella de carbono, que compartir artículos sobre política o el tema polémico del momento no ayuda, insultar tampoco ha funcionado y la manera de solucionar esto es entrando en un debate platicar las cosas, informarnos, hay que dejar de pensar que las personas que estén en desacuerdo con lo que piensas son malas o estúpidas porque si no hacemos estos nos terminaremos de convertir en bebés gordos, gigantes y berrinchudos como los del Viaje de Chihiro violentos, solapados con justificaciones sociales, ideológicas, religiosas y hasta esotéricas para justificar nuestras acciones. 

La violencia jamás ha solucionado nada, solo ha creado un círculo vicioso y no porque la mayoría de las cosas sean así nosotros debemos actuar como tal.

Berrinchudo Chihiro

 

Epílogo:

 

Nos gusta el drama, que nos vean, que todos conozcan “nuestro sufrir”, días como estos me han recordado lo mal que está la humanidad y pareciera que de poco sirve darnos cuenta; mucho ego, mucha desinformación, poca unidad y educación, ideología para llenar vacío existencial y más violencia, gente sobra que predica el “camino que debemos seguir” y es en verdad difícil sufrir una pérdida ante un entorno social como este, sí, somos bebés gordos, gigantes y berrinchudos como los del Viaje de Chihiro pero somos así porque estamos llenos de miedo y tan rotos que hemos olvidado que todos lo estamos (solo es una cuestión de que tanto), no pretendo exponer ninguna manera de como lidiar con la pena pero estas letras son un rezo para evitar que nuestros dolores se conviertan en odio porque terminaremos corrompiéndonos y siendo un escalón más en la cadena que tanto inquinamos, como decía al principio todos hemos tenido nuestra propia “Pietà” y no por elección, pero lo que pase después sí lo es, como diría una persona más brillante que yo: 

“Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Pero bajo la promesa de esas cosas, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia.

Luchemos por el mundo de la razón.

Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad. Soldados:

En nombre de la democracia, debemos unirnos todos.”

El gran dictador

Hay que usar nuestro dolor como una promesa para nosotros mismos, evitemos caer en el ciclo de la violencia y nunca olvidemos que sin importar lo que pase siempre hay más caminos.