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La maldición del oro
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- Published: 07 Julio 2022
- Por Elizabeth Salazar
En mi país y en varios de Latinoamérica, se asegura que cuando se guarda oro por mucho tiempo, de este se adueña el diablo ; mi abuelo y mi padre eran buscadores de oro y de tesoros, en una época las personas acostumbraban a esconder el oro, en cavernas o simplemente enterrarlo ; mi padre y mi abuelo andaban detrás de uno que estaba cerca de nuestra casa, ellos creían que estaba en una gruta pequeña, no muy alejada de allí.
Por aquellos lados se veían luces en las noches, es esta una muestra clara de un entierro como se le dice por estos lados, muchas noches estuvieron junto a la entrada de la gruta, esperando ver algo extraño y a fe que lo vieron , era un hombre viejo y encorvado, pegado a él llevaba unas cadenas de oro, un tesoro pensaron ellos, lo vieron arrastrar estas cadenas, se le veía cansado, aunque no le pudieron ver su cara, su actitud de tristeza se notaba, lo siguieron y lo vieron entrar en la gruta, allí en un punto específico desapareció, ellos de inmediato, sacaron sus herramientas y fueron a cavar allí, cuando dieron el primer golpe un temblor inexplicable y un rugido atronador llenó todo el recinto, se quedaron un momento estáticos sin saber que hacer o de donde provenía aquello, un golpe más de su pica y el rugido volvió con más fuerza, la gruta amenazaba con venirse abajo , ellos salieron corriendo, al estar en la salida, escucharon una voz lastimera, “ ayudaaaa ” la voz era suave pero con decisión , en ella se escuchaba ese dejo de tristeza y dolor, ellos corrieron, porque a pesar de la voz ser lastimera, también tenía un tinte terrorífico, esa voz no era de alguien de este mundo.
Aunque aterrados por lo que vivieron esa noche, querían sacar el oro que creían había allí, así que consultaron a un anciano que había sido un gran buscador de tesoros, bueno al menos tenía los conocimientos porque nunca pudo dar con uno, subieron a su humilde casa, este les explicó que ese que vieron era pachito, un hombre que toda su vida sacó oro en los riachuelos, no era mucho lo que conseguía, pero sacó oro toda su vida, lo atesoraba con celo para dejárselo a su familia, como desconfiaba de que sus hijos lo gastaran, lo dejó en aquella gruta escondido, pero por su avaricia de guardar y guardar, le llegó la muerte y no alcanzó a decirle a sus hijos lo del oro ; murió en la total pobreza, con los años empezaron a ver su alma en pena cuidando el oro, esto que hizo toda la vida, lo seguiría haciendo por toda la eternidad, como se cree que el oro con el tiempo el diablo se adueña de él y también del alma de quien fue su dueño, el oro es la perdición de esa alma, es el diablo quien cuida el oro para que nadie lo encuentre, el alma de pachito, lucha contra esto, esperando que alguien se lo lleve y lo deje descansar en paz.
Les aseguró que no eran ellos los únicos que habían dado con la pista del oro, ni tampoco serían los últimos, les dijo también que había una manera de sacar aquel tesoro, solo si tenían buenas intenciones, debían ser un número de personas impares, no uno, de tres en adelante, todos mayores de edad y bautizados por la iglesia, debían ir jueves santo a amanecer viernes, en un momento de estos pasada la media noche, el diablo abandona todas sus riquezas materiales de la tierra y sale a llevarse almas, ya que la creencia dice que en ese momento Jesús está muerto y no puede ayudar esas almas, ahí podrán ver la riqueza de pachito y si las personas son de una alma pura o al menos no tienen pensado hacer el mal con ese oro, lo podrán llevar, o al menos lo que logren sacar antes que cante el primer gallo, pero si su alma tiene malas intenciones, lo podrán ver pero nunca lo podrán sacar de allí.
Mi padre y mi abuelo llamaron a otro hermano de mi padre para que los acompañara en la próxima semana santa a aquella labor, así lo hicieron pasada las once ya estaban dentro de la gruta, esperando los acontecimientos, fue así que a plena media noche, la gruta cambió por completo, no era un poco, toda la gruta estaba cubierta por oro, no cabía una pepita más de oro, en un rincón se veía algo como un ave, era más una sombra, era el alma de pachito, su voz así lo denotaba,! Ayúdenme, llévense todo por favor, sálvenme!, era la misma voz de la otra noche, iban a empezar a sacar el oro, cuando mi tío dijo, _ahora si que saldremos de pobres, esta sola frase hizo que todo el oro que cubría la gruta, se volviera polvo, esa ave o alma, fue atada por grandes cadenas, ya no oro, sino simples cadenas de hierro oxidado, cadenas que lo llevaban al fondo de la tierra, mientras eso, lo que fuera gritaba desesperado, su voz era desgarradora y la más triste que ellos pudieran haber escuchado, no pasaron tres minutos, para que todo volviera a ser como antes, el interior de una simple gruta.
Cada año mi abuelo y mi padre volvieron a la gruta con personas diferentes esperando volver a encontrar el tesoro, pero nunca más lo volvieron a ver, consultaron de nuevo con el anciano, este les dijo que cada año se muestra a ojos nuevos, quienes ya lo vieron nunca más lo volverán a ver, ese oro le pertenece al diablo.
Derechos de autor : Alex Moralex Gómez