1. Ariel
Cuando Ariel se enamoró de Erick aunque lo había visto una sola vez y sin intercambiar una sola palabra, le hizo su berrinche al rey Tritón, asegurando que lo amaba. Ella tenía 16 años, el único amor que había sentido era por un tenedor. Lo peor de todo es que fue a pedirle ayuda a la bruja del mar, ¡la que literalmente se hace llamar “bruja”! La sirenita tenía el sentido común de un pez globo.

2. Anna
Aquí, Disney decidió parodiarse a sí mismo, porque después de años de princesas anticuadas, Anna llegó para decir “no he aprendido nada, me voy a enamorar de este hombre al que he visto una vez en mi vida”. Al menos, esta vez mostraron los peligros de ser así de ingenua.

3. Cenicienta
¿En serio Cenicienta?, ¿te vas a casar con un hombre tan tonto que piensa que solo hay una mujer con pie talla cuatro? O sea, tú, muy luchona contra la adversidad y todo, pero ese príncipe tuyo tiene menos corteza cerebral que tus amigos los ratones.

4. Blancanieves
Te enteras de que la reina te quiere matar, convences al asesino de dejarte ir y ahora tienes la ventaja. ¿Qué haces? Claro, te escondes en la casa de un desconocido y después te duermes porque es supercansado ser tan incoherente.

5. Aurora
Por Dios, Aurora, ¿cómo está eso de que te enamoras de un hombre que te dice que ya se conocen de un sueño? Y el susodicho ¡todavía te besa cuando estás en estado vegetal! Solo te damos unos puntos por tu canción.

6. Bella
Ahora entendemos que Bella hizo todo lo posible por sobrevivir, pero qué fuerte que Disney nos dejó ver cómo una mujer secuestrada se enamora de su captor. La película debería llamarse “Síndrome de Estocolmo para niños”.

7. Jazmín
Sabemos que Jazmín no es la peor de todas, pero perdona que Aladín le haya mentido durante toda la película sin ningún tipo de consecuencia. Al menos debió ponerle el camino más difícil, porque le vuelve a mentir en Los 40 ladrones. Claramente, este hombre no ha terminado con sus falsedades.

8. Otra vez Blanca Nieves
La verdad es que pudimos hacer la lista solo de Blancanieves, pues hace cosas que, de verdad, nos hacen dudar de su inteligencia. Le pareció superlógico ponerse a limpiar la casa a la que se metió, como si con eso fuera suficiente para que alguien te deje vivir en su propiedad.