Haití, sumido en una crisis profunda desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse, enfrenta ahora el vacío de liderazgo tras la renuncia del primer ministro Ariel Henry. Grupos armados controlan vastas áreas, mientras que la población sufre hambre, violencia y desplazamientos.

¿Cómo llegó Haití a este punto? Según expertos, las intervenciones fallidas de organizaciones internacionales, respaldadas por élites locales, han dejado al país en la inestabilidad perpetua. La ayuda humanitaria, aunque necesaria, se ha gestionado de manera desacertada, minando los esfuerzos locales.

¿Cuál es el camino hacia adelante? La población haitiana debe liderar su propia recuperación, con un apoyo internacional que responda a sus necesidades reales y no a intereses políticos externos. La impunidad que rodea al asesinato de Moïse y la falta de transparencia en las investigaciones solo alimentan la crisis. Haití necesita urgentemente estabilidad política y apoyo para reconstruir su infraestructura y seguridad, pero esta ayuda debe ser solicitada y dirigida por los propios haitianos, para evitar una mayor desestabilización.

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