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Siete factores que ya no importarán para que encuentres trabajo
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- Published: 16 Noviembre 2018
- Por Diletta Blue
El mundo profesional evoluciona rápido y lo que hace pocos años era garantía de un buen puesto, ahora se considera un mínimo. Véase un título universitario o hablar inglés. Hemos analizado la dinámica que lleva el mercado laboral y, jugando a ser Rappel, nos hemos atrevido con algunas premoniciones sobre lo que no será importante en el futuro para conseguir un empleo. Que nos creas o no es responsabilidad tuya.
1. Tus aptitudes
Si cogiesemos todos los currículums que se están entregando hoy en España, en la gran mayoría de ellos encontraríamos una sección llamada Aptitudes, Habilidades, Destrezas o algo similar. La alegría con la que solemos decorar esa parte tiene las horas contadas. Tus supuestas habilidades para trabajar en equipo, tu orientación a resultados o cualquier otra destreza copypasteada será irrelevante mientras no lo demuestres.
No te esmeres en crear una lista molona de skills que incluya “multidisciplinar”. Quizás en el futuro estas habilidades serán evaluadas por los departamentos de recursos humanos con algún tipo de test o un algoritmo las determinará en función de tus 50 últimas publicaciones en redes sociales. O algo por el estilo, no lo creas tan descabellado.
2. Tu trayectoria profesional (y las siglas de tus puestos)
La moda del postureo profesional, como se conoce a esa costumbre de convertir cualquier puesto de trabajo en CEO de algo perderá valor en el mundo laboral del futuro. La CEOificación de todos los empleos, alimentada por Linkedin e Infojobs habrá quitado toda credibilidad a los auténticos puestos de responsabilidad. Volverán a aflorar los profesionales que son “vendedores” en lugar de Key Account Sales Manager, que es lo mismo pero en guay.
Si quieres ir adelantándote revisa tu perfil de Linkedin y sustituye todos los términos anglosajones que tengas en la descripción de tus puestos anteriores. Ahora te sentirás un loser quitando esas palabrejas pero piensa que es por tu bien. En el futuro que viene ningún proceso de selección valorará qué puestos has ocupado antes salvo que puedas demostrar su utilidad para el puesto solicitado.
3. Tu CV como tal
En nuestro oráculo particular sobre lo que las empresas no tendrán en cuenta a la hora de captar talento desaparece el curriculum vitae como tal. Es más, los candidatos que presenten un CV hecho en Word podrían ser descartados sin piedad. Una pena mayor se infligirá a los que envíen currículums de más de una página, señal inequívoca de desprecio hacia el tiempo del reclutador.
En sustitución del CV todo candidato tendrá un portfolio online con muestras reales y palpables de lo que puede aportar a la empresa. Tener una web de marca personal dejará de ser un factor diferencial.
4. La carta de presentación
Cuando cualquier equipo de fútbol presenta a un nuevo fichaje siempre se repite el mismo discurso por parte del jugador: “desde pequeño soñaba con jugar para este club”, “soy un jugador muy polivalente…” y otras 3-4 frases manidas.
Las cartas de presentación suelen funcionar igual. Los candidatos copian y pegan el mensaje cambiando el nombre de la empresa a la que se postulan y lo adjuntan como un paso obligatorio más.
Postularse a un trabajo, o aplicar, extranjerismo más modernillo, no significa convertirse en una abrazafarolas. Si te encuentras una empresa por casualidad navegando por Internet no les cuentes que “trabajar allí es el salto de calidad que necesita tu carrera profesional”. No te lo crees tú y tampoco se lo creen ellos. Seamos serios, por favor.
5. El tipo de contrato
No hemos estado realmente en el futuro pero, basándonos en la dinámica que lleva el mercado laboral, hay indicios de que en el futuro los únicos contratos que se celebrarán serán mercantiles. Una especie de ejército de profesionales autónomos constituirá la fuerza productiva ofreciendo sus servicios a empresas y a otros autónomos. Las empresas contratarán a los profesionales que necesiten y no tendrán que pagar indemnizaciones al finalizar la colaboración.
¿Suena a patada a los derechos de los trabajadores? No creas que este modelo de grandes empresas y trabajadores asalariados ha estado aquí siempre. Durante siglos el mundo laboral estuvo formado por artesanos independientes que solo se agruparon en gremios a principios del siglo XII. Pensar que el futuro va de nuevo hacia ese modelo no es tan descabellado.
6. Tu ubicación
Si te encuentras físicamente cerca del puesto de trabajo, bien, si no, también. El trabajo en remoto estará tan normalizado que lo raro será tener que desplazarse cada día al curro. Las restricciones al tráfico rodado junto a la peatonalización de los centros urbanos serán una dificultad más para la movilidad de los empleados.
Trabajar desde casa no será una extraña opción, sino la norma, por lo que la localización de un candidato no será un factor relevante para conseguir un empleo.
7. La información obvia o innecesaria
En un afán de rellenar el espacio se suele añadir información superflua que más que aportar, resta. Al igual que ahora no se te ocurriría presumir de saber multiplicar o de escribir sin faltas de ortografía, en el futuro, o casi presente, presumir de “conocimientos de informática a nivel usuario” u otras expresiones similares suena ridículo. Que tienes el carnet de conducir B tampoco es importante salvo que la oferta sea de conductor de Uber.
En definitiva, nuestra bola de cristal nos dice que a ninguna empresa le importará qué haces bien, dónde has trabajado o en qué universidad has estudiado, salvo que les pueda beneficiar. Si de verdad quieres encontrar un buen empleo pon el foco en cómo tus conocimientos y habilidades pueden aportar valor a la empresa, el resto sobra.