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10% del PIB Mundial es manejado por el Crimen Organizado
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- Published: 26 Septiembre 2015
Concibamos el mundo como una manzana, la gran tentación del Edén bíblico. La piel es el sistema de ordenanzas legales que compone la esférica y tensa perfección del fruto. La pulpa, el negocio que produce el producto interior bruto mundial, 75 trillones de euros, el total de la caja planetaria. Los gusanos que desde el interior degluten y perforan la materia en una invisible tranquilidad son el crimen, lo delictivo.
Si la analogía fuese llevada al terreno de lo real, al menos el 10% de la suculenta médula estaría en los laberínticos tractos digestivos de los gusanos: 7,5 trillones de euros. Las familias de larvas manejan tanto dinero como los presupuestos públicos de Alemania, Francia y España juntas. Hay quien dice que la cantidad se queda muy corta porque no es posible calcular cuánto comen los incontables gusanos-criminales del mundo.
A Salvatore Lucania no le gustaba el soniquete Guido (italiano en jerga despectiva) de su filiación. Se cambió el nombre y ha pasado a la mitología popular como Lucky Luciano, fundador del primer sindicato del crimen moderno: poliétnico (judíos, sicilianos, rusos, irlandeses, polacos...), con estructura mercantil y apetencias híbridas (prostitución, drogas, extorsión, armas...). La conferencia inicial, en mayo de 1929 en Atlantic City, puebla las hemerotecas con fotos de gánsteres descalzos mojando los pálidos tobillos en el océano ante los reporteros. Eran los capos más poderosos de EE UU y todos hacían suyo el lema de Luciano: "No hay buen dinero o mal dinero. Hay dinero".
El mundo es del color del dinero
Lejía infalible contra los restos de moralidad. Hablemos de plata, guita, parné, free float, equities, ferro, lana, maracas, bonos, rocolas, money, pisto, cobre, juaniquiqui, lulas, chenchén, cash... Hablemos del dios de los mil nombres.
Tablón de precios con cotizaciones del observatorio independiente de los bajos fondos Havocscope: un sicario mexicano cobra 35 euros por matar a una persona; una niña en Mozambique se puede comprar por 2; una red de coyotaje de ilegales pide 28.000 por llevar a un birmano a la UE; en Bangladés puedes hacerte con un riñón sano por 2.000; en Brasil la tarifa de una prostituta pubescente es 5,50; el pene de un tigre cuesta 1.300 en China; un Kaláshnikov AK-47 vale 75 en el delta del Níger; un pasaporte en blanco en el Reino Unido ronda los 1.400; por 25.000 puedes montar tu propio banco en un paraíso offshore...
El crimen ha aprendido la lección del capitalismo global y se ha desarrollado de forma exponencial a su sombra: no hay objetivos inalcanzables y todo es posible en cualquier lugar y momento, pero el siniestro menú sobre la cosificación sexual de niñas, el tráfico de seres humanos o el camuflaje del dinero sucio es tan real como equívoco y el razonable coraje que provoca debe ser sometido a escrutinio.
En las últimas décadas el crimen ha entrado en la intimidad de cada habitante del planeta y lo ha convertido en cómplice –a veces por acción y, las más, por omisión o complacencia–. ¿Pruebas? Una mirada frontal en tiempo presente a mi paisaje: el portátil en el que escribo tiene condensadores fabricados a partir de tantalio que se extrae del coltán, un mineral cuya exportación (según repitió hasta el hastío la ONU sin que las potencias occidentales o los fabricantes de tecnología moviesen una pestaña), ayudó a financiar a varios bandos, todos ellos asesinos, de uno de los conflictos más atroces de la historia, la Segunda Guerra del Congo (1998-2003), con seis millones de muertos, más que las de Vietnam, Afganistán e Irak juntas.
¿Otra demostración de connivencia silenciosa? Revise una a una las prendas de su ropero y escudriñe dónde fueron fabricadas: en cuatro de cada cinco casos proceden de Asia, donde las factorías textiles emplean mano de obra esclava. Aunque tienen convenio colectivo, dicen ufanos los empresarios, las mujeres de los macrotalleres (4 millones solo en Bangladés) ganan una media de un dólar al día, cuando las dos mil calorías de alimentos de una dieta tipo cuestan más del triple en la misma zona. Una más: ¿pondría la mano en el fuego por la integridad moral del banco donde guarda sus magros ahorros?, ¿le consta que no contribuye al lavado de los dos trillones de euros de dinero negro o ensangrentado que se reintroducen legalmente en el sistema económico cada año?
"Los filtros morales son muy flexibles cuando nos conviene", dice el criminólogo mexicano David Pérez Esparza, del University College de Londres. "Es como decir que el tráfico de drogas es malo pero la prostitución no... Somos hipócritas y tenemos doble moral, porque preferimos un sistema de valores flexible". Peter Andreas, profesor de la Universidad de Brown y autor del libro Nación de contrabandistas: cómo el comercio ilícito construyó los EE UU, opina que resulta imposible no estar al tanto del avance de la criminalidad organizada, "pero eso no significa que la sociedad entienda lo que está pasando en realidad y las nuevas amenazas que se nos vienen encima".
El nuevo policriminal
¿Qué está pasando?, ¿ha cambiado tanto el monstruo? Cuando planteamos la pregunta a Europol, el departamento de Policía intergubernamental de la UE, un portavoz oficial declara: "El crimen es cada vez más complejo y los criminales no se dedican ya a un sola actividad. Nos enfrentamos a una nueva figura, el policriminal".
Desde la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito añaden que estamos ante "problemas transcontinentales" y "mercados delictivos transnacionales" que "vinculan a regiones distantes y organizaciones diferentes" porque las corrientes comerciales, "tanto las lícitas como las ilícitas", se han globalizado.
"Hay demanda de drogas, prostitución, mano de obra barata, armas de fuego, partes de animales salvajes, productos falsificados a precios rebajados, maderas nobles y pornografía infantil. Al parecer, el consumo de estos bienes conlleva poco costo moral y escasa probabilidad de detención", añaden desde la ONU.
Cada año surcan los mares del mundo en todas direcciones y según datos oficiales más de 100 millones de contenedores normalizados, cada uno cargado con unos 21.600 kilos. Son las caravanas flotantes del comercio planetario. La cantidad de mercancía trasladada de un lugar a otro anualmente es demasiado grande para imaginarla con facilidad: equivale al peso de 5.837 rascacielos como el Empire State.
Al puerto holandés de Róterdam llegan 25.000 contenedores cada día. Los responsables del recinto, que pasa por ser el más sofisticado del mundo en materia de inspección, no tienen reparo en admitir que solo pueden revisar, y no siempre con detalle, 1.000 de los contenedores, menos del 5%. El resto simplemente entran.
"Un barco portacontenedores puede llevar armas, cigarrillos, las últimas novedades de DVD pirateados, drogas, medicinas ilegales, tecnología, tomates..., cualquier mercancía, desde lo seriamente ilegal hasta lo meramente mundano", dice Carolyn Nordstrom, profesora de la Universidad de Norte Dame (EE UU) y autora de Global Outlaws (Bandoleros globales), un acercamiento antropológico a la inevitable porosidad de un mundo en el que "resulta imposible hacer negocios sin hacerlos ilegalmente", porque "lo familiar se ha globalizado y el delito también" y en cualquier lugar hay alguien dispuesto a hacer la vista gorda o sacar tajada. "Lo legal, lo ilegal y lo cotidiano se han cruzado. La gente confía en la economía informal más que en la formal".
"Un barco portacontenedores puede llevar armas, cigarrillos, las últimas novedades de DVD pirateados, drogas, medicinas ilegales, tecnología, tomates..., cualquier mercancía, desde lo seriamente ilegal hasta lo meramente mundano", dice Carolyn Nordstrom, profesora de la Universidad de Norte Dame (EE UU) y autora de Global Outlaws (Bandoleros globales), un acercamiento antropológico a la inevitable porosidad de un mundo en el que "resulta imposible hacer negocios sin hacerlos ilegalmente", porque "lo familiar se ha globalizado y el delito también" y en cualquier lugar hay alguien dispuesto a hacer la vista gorda o sacar tajada. "Lo legal, lo ilegal y lo cotidiano se han cruzado. La gente confía en la economía informal más que en la formal".
Para el analista Moisés Naím, que fue director ejecutivo del Banco Mundial, el colapso de las defensas que ha provocado la globalización diseñada por el capitalismo neoliberal tras la caída de la URSS, ha creado un "nirvana para los contrabandistas" y un "paraíso" para el dinero negro.
"Marfil de elefantes cazados ilegalmente en Sudáfrica y Zimbabue es vendido en un mercado al aire libre en Cantón (China); riñones humanos de donantes vivos de Brasil son transplantados a clientes alemanes con la mediación de brókers de Israel...", enumera por encima antes de prevenir que lo peor está por llegar. "En los próximos años el comercio ilegal crecerá más y se hará más complejo", dice el autor del libro Ilícito: cómo los contrabandistas, traficantes y sus imitadores están secuestrando a la economía mundial.
El 'Chapo', narco de narcos
En las intrincadas alturas de la Sierra Madre mexicana de Sinaloa, las trochas indómitas conducen a barrancas y valles recónditos donde la belleza de las infinitas amapolas "hace llorar", cuenta la periodista Anabel Hernández. Los locales llevan cuernos de chivo, como llaman por la forma curva del cargador al subfusil de asalto AK-47 de 600 disparos por minuto. No son originales: el arma es el best seller de lo letal, con más de 100 millones en el mundo, uno por cada 60 habitantes del planeta.
Si un foráneo es tolerado en la región es muy probable que se cruce con tropas de niños campo a través, dice Hernández, autora del libro Los señores del narco. Los críos, que "periódicamente son llevados por sus padres a la pizca de amapola y a la cosecha de marihuana", son "niños delincuentes que no tienen conciencia de serlo", cosechadores a los que no conviene calificar con los tópicos paternalistas de demasiado ingenuos para sospechar y respetuosos para desobedecer.
"Lo que las autoridades no entienden es que ahí crecen no solo los plantíos de droga, sino los capos del futuro: los pequeños no quieren ser bomberos o doctores, más bien aspiran a convertirse en narcos. Es la única escala de éxito que conocen", añade Hernández.
El hijo predilecto de la comarca es Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, el Chapo, la quintaesencia del nuevo delincuente: hombre de negocios –aparece en el listado de Forbes entre los cincuenta más ricos del mundo, con una fortuna personal estimada en 1.000 millones de euros–; maneja una variada gama de productos de alta calidad que triunfan en el mercado consumidor –cocaína, marihuana, heroína y la cada vez más ascendente metanfetamina (el 70% del mercado en EE UU es controlado por su corporación)–; tiene delegaciones operativas en 54 países; ha firmado alianzas logísticas con las mafias rusa, balcánicas, nigeriana y china, y cierra los ejercicios anuales con ventas que rondan, dicen los especialistas, los 3.200 millones.
La multinacional del otrora niño cosechador de la Sierra Madre se comporta desde principios del siglo XXI, según afirma la DEA en sus más recientes informes, como una sociedad en la que el Chapo tiene el cargo de consejero delegado. No debe extrañar que el más alto responsable de un negocio de tal magnitud haya sido recibido con honores por el sistema bancario, siempre servicial con los clientes preferentes.
Desde 2004, la megamafia transnacional de Sinaloa lavó casi 400.000 millones de euros en uno de los bancos más venerables de EE UU, el Wachovia, un coloso reservado a los elegidos y fundado 100 años antes gracias a la inyección de activos de una de las primeras empresas de distribución de drogas legales –la historia gusta de estos guiños bufos–, la tabaquera Reynolds.
Inversión en capital humano e innovación
El think-tank estadounidense Council on Foreign Relations sostiene que en las dos últimas décadas los grupos de delincuencia organizada han diversificado las actividades, cimentado múltiples alianzas y "adoptado una estructura horizontal que es más difícil de perseguir".
Los dos periodistas de investigación más puestos en el tema, el italiano Roberto Saviano y el inglés Misha Glenny, han revelado que el crimen organizado y entrelazado no es una entelequia ni un término policial: las mafias de todo el mundo programan cumbres de Couching para mejorar el rendimiento y remuneran como a un ejecutivo de alto nivel a los encargados de logística o doctors travel, que desarrollan y comprueban infalibles sistemas y rutas de transporte.
Olviden la imagen del bandolero con la lupara al hombro y las órdenes escritas en pizzini (papelitos) con recados domésticos como los del supercapo corleonés Bernardo Provenzano, U Tratturi, capaz de vivir fugado y en régimen de ascetismo durante décadas hasta que fue detenido en 2006. "Los capos de ahora son como empresarios: buscan nuevos productos, nuevos mercados, quieren estar mejor conectados, ser más globales, tener representantes regionales, especialistas y recursos humanos, contratar a las mejores personas y en las mejores condiciones laborales", enumera Pérez Esparza.
La innovación es la nueva estrategia. Un ejemplo: gran parte del tráfico mundial de cocaína se realiza ya con coca líquida, que puede introducirse en objetos, empapar materiales o mezclarse con otros líquidos. Es casi indetectable y la reversión a coca en polvo es sencilla y barata.
El perfil del criminal de hoy es otro y ni siquiera tiene que ver con el paternal y engreído Pablo Escobar, el primer capo que empezó a pesar el dinero porque advirtió que contarlo no tiene sentido a partir de cierto umbral. Ahora son empresarios dinámicos e innovadores que tienen a su servicio a los mejores informáticos y practican las relaciones exteriores y la diplomacia con mayor inteligencia que la mayoría de los gobiernos. Quizá solo los emparienta con los criminales de antaño la divisa que apuntó Il Capo dei Capi, el pionero Luciano: "Es demasiado tarde para ser buena persona".
Gracias a 20 minutos, de ahí tomamos prestada/robada esta información.