Jugamos a guardar un Secreto

Jugamos a guardar un secreto…

Por Lorena Herrera

 

Cada vez que venía a casa detestaba su presencia. Sonreía tan amigable, tan caballero y educado que todo el mundo lo recibía con los brazos abiertos. Él era tan especial, tan sonriente, tan cariñoso con la abuela y mis tíos que nadie se imaginaba el juego sucio que él jugaba conmigo cuando tenía 5 años.

Yo era muy pequeña, de lo más simple y fea, flacucha y sin chiste, siempre corriendo de un lado a otro, con mis faldas bien vestida y desordenada como una criatura a esa edad. Trataba de ser feliz, sonreír y creer que todo estaba bien, menos cuando él venía.

Todos lo recibían con los brazos abiertos, abrazaba a mis padres como el gran familiar, el gran hombre, el gran amigo. Saludaba a mis hermanos y hermanas y todos ellos corrían con emoción. ¡Menos yo!

No entendía como alguien tan miserable como él podía estar en mi casa, su aroma detestable lo reconocía a metros de distancia, lo odiaba y le temía, sentía asco y me enojaba, lloraba y me paralizaba, y ahí, parada toda temblorosa sentía su mirada, recordando sólo una cosa: “¡Shhh, vamos a jugar a un juego!”

Recuerdo la primera vez, veíamos una película, él decidió apartarse de los adultos para ver una película infantil. Mis padres estaban en la sala continúa, la puerta estaba abierta, no había nada que temer. Él se sentó al lado mío, comenzó a acariciar mi rodilla, nada agresivo, nada irregular, nada que temer, tal y como lo hacía papá, pues no conocía la malicia.

De pronto mis primos y hermanos salieron corriendo de la habitación, su manos gruesas y ásperas comenzaron subir más mi entrepierna, me abrazó fuerte con su otro brazo y me susurró: “¡Shhh, shhh, silencio, nos van a escuchar!, vamos a jugar a guardar un secreto.”

Hizo a un lado mi pantaleta, sus feos y gruesos dedos comenzaron a tocar los labios de mi vagina. ¡No sabía qué hacer!, él ahí estaba, tocándome, lastimándome y excitándome, y yo sólo recuerdo mirar la puerta abierta, queriendo gritar, pero nuevamente me susurró: “¡Shhh, shhh, te voy a querer como nadie lo ha hecho!”

Tenía 5 o 6 años y ésa fue la primera de muchas veces: tocamientos, acaricias, besos en mi cuello, todo lo que podía mientras no lo veían. Crecí sin decírselo a nadie. Crecí sintiéndome culpable, llena de vergüenza y remordimientos y no sé por qué, lo único que sí sé es que ¡Yo dejé que bajará mi pantaleta!

 

 

“¡Shhhh, shhh, quédate quietecita que nos van a ver!”

“¡Shhh, shhh, no te muevas y te contaré el secreto que guardan muchas familias!”

 

 

 

Esta es la narración de una mujer adulta, como la de miles, que sufrió violencia sexual cuando era una pequeña, y es que, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) México ocupa el primer lugar en abuso sexual infantil a nivel Mundial con 5.4 millones de casos al año.

Y de mil casos de abuso sexual de menores, sólo uno llega a condena.

Asimismo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), notificó este año que estadísticamente, uno de cada 4 niñas y uno de cada 6 niños han sufrido una violación sexual antes de cumplir 18 años de edad.

También, la Secretaria de Gobernación señaló hace unos meses que debido al Covid 19, el abuso sexual a menores de 6 a 12 años de edad agravó la situación; pues apuntó que más del 60% de los casos ocurrieron en el hogar con familiares o personas de confianza.

Hay que señalar que el abuso sexual a menores es un delito de los más comunes y menos visibles, el cual una persona abusa de su posición de poder, ya sea como familia, instructor, cuidador, guía etc. para realizar prácticas sexuales a niñas, niños y adolescentes.

La tasa de violación de niñas, niños y adolescentes en México es de 1,764 por cada 100 mil y 5 mil casos por cada 100 mil habitantes, entre estos van a tocamientos no deseados hasta golpes y abuso sexual.

En México los casos de violencia infantil son difícilmente denunciados por temor al agresor, exposición pública, estigmatización, desconfianza en las autoridades, desconocimiento a los derechos y a la ausencia de mecanismos para pedir ayuda.

¡No estás sola ni solo!

Si quieres saber más del tema, no te pierdas el programa especial de Mujer Ejemplar, este miércoles 28 de abril a las 6pm sobre el Abuso Sexual Infantil.

¿Qué es?, ¿cómo podemos detectarlo?, ¿por qué es importante prevenir, cuidar, detectar y denunciar en caso de que nuestros hijos sean víctimas de abuso sexual?

¿Se puede denunciar y hasta dónde procede?

 

Cuando sufrí de violencia verbal me dí cuenta de como el poder de las palabras conlleva al micromachismo.

Si quieres saber más de Masculinidades, machismo y violencia de género visita nuestro programa Mujer Ejemplar Live

Lo que no nos mata, nos hace más fuertes a pesar de la violencia de género que nos rebasa como Mujer y con la violencia verbal de nuestro día a día existen Mujeres extraordinarias como  Elizabeth Esteaban, que se ha ganado su lugar en una prestigiada universidad de Estados Unidos ¡Felicidades Elizabeth! Eres una #MujerEjemplar.