A • Experimental

YoSoyFanDelPapa

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El latido de mi corazón había estado alterado por la noticia que había rodeado los últimos días, todo el país estaba conmocionado por la visita del papa; había de todo un poco, aquellos que la rabia inundaba cada parte de su cuerpo puesto que además de no ser creyentes creían innecesario el gasto realizado por una sola persona que no haría ningún cambio al país y por el otro lado los que tenían el corazón lleno de esperanzas de ver al papa y con eso su vida fuera un poco mejor, aunque pensándolo mejor hubo un tercer tipo de personas que hasta cierto punto creo ser parte de ellos, los analíticos, los que querían ver cómo iban a reaccionar todos ante esto, ver si la iglesia tiene el poder que hace tiempo decía, ver que tanto la gente se deja influenciar por un ejemplo de bondad, ver si en realidad estaban ahí por su religión o por las ganas de tener una respuesta sobre algo en sus vidas.

Me ofrecí como voluntaria para formar partes de las bayas que se harían por las calles al paso del papa, mi emoción era contundente, no dejaba de pensar en cómo sería tener al papa enfrente, que se sentiría, que no pero no me había puesto a pensar en lo difícil que seria. Salimos de Toluca aproximadamente a las 9pm para llegar a la Ciudad de México donde acamparíamos en una de las escuelas maristas junto con muchos jóvenes más que sentían la necesidad de conocerlo. Me acomode en el asiento del camión dejándome llevar por todos mis pensamientos pero en repetidas veces me vi interrumpida por los gritos de entusiasmo de mis compañeros, no podía evitar sonreír al respecto y es que esa alegría era contagiada, el camión traía toda la actitud del mundo, los jóvenes estábamos presentes y queríamos que el papa se contagiara de esta emoción que no se podía esconder de nadie porque cada que mi rostro se giraba buscando la mirada de alguno de los chicos que iba con nosotros podía ver un brillo especial en sus ojos, esperanza, esperanza de que el papa, como ya había dicho, nos diera esa respuesta que todos esperábamos. Debíamos dormir, yo debía dormir pero nadie lograba hacerlo, dábamos vueltas en los sleepings ante el nerviosismo del día de mañana pero por fin se logró y la escuela quedo en completo silencio y oscuridad hasta las 4am cuando el despertador de varios comenzó a sonar, me levante con bastante trabajo, era un total desastre pero valía la pena, nos fuimos a los baños para poder cambiarnos, desayunar para encaminarnos a lugar donde nos tocaba hacer la baya. Caminamos lo suficiente como para que mis pies dolieran pero al llegar al lugar y ver a todos los jóvenes al igual que yo mi corazón tomo un bocado de aire permitiendo que me dejara llevar por el momento pero la molestia comenzó a incrementar de poco en poco, el tiempo era mucho y aun no pasaba nada, el sol me molestaba y la actitud positiva que todos traíamos comenzaba a desvanecerse hasta que dieron las 10am y lo vimos pasar, mis ojos siguieron el papa móvil mientras le gritábamos con todas las ganas del mundo, mis pulmones fueron bien utilizados y el papa comenzó a mandar su bendición pero entonces me detuve observando mi alrededor, observando la sonrisa en la cara de todos, escuchando sus gritos de fanatismo porque no era otra cosa más que eso, no podía ver otra cosa más que fanatismo el sentido de religión, de Dios, de Jesús no tenía cupo ahí, eran solo jóvenes viendo a una estrella del cine o de la televisión viendo a alguien como totalmente vacío y no porque el papa fuera una persona vacía, no lo es, sin embargo me hicieron sentirlo así, sentí que estaba viendo a una celebridad más, mi corazón se hizo chiquito pero no deje que nadie lo viera, no deje que nadie sospechara sobre mi decepción ante lo que habíamos convertido la visita del papa.

El frío recorría todo mi cuerpo, una vez más me encontraba en la espera de ver al papa pero esta vez todo había sido sorpresa, daría una plática para jóvenes en Morelia a las 4:45pm así que fuimos suertudos al ganarnos unos boletos para ella, todavía tenía esperanza de que sería diferente esta vez así que al pararme aun con la incomodidad, el cansancio y las ganas de tomar una ducha la cual evidentemente no era posible pero no importo, nos vimos más animados que la vez pasada puesto que esta vez lo tendríamos más de cerca y escucharía lo que tenía que decirnos. Cerraron varias calles de Morelia así que la mejor manera de llegar a nuestro destino una vez más seria caminando bajo el sol; Lo logramos, llegamos a nuestro cometido, comimos una de las cosas que vendían fuera puesto que eran a penas las 2 de la tarde sin embargo ya todo estaba comenzando a llenarse, cuando terminamos de comer nos dirigimos dentro del estadio pero fue justo ahí cuando mi ceño se frunció y la sangre hirviendo del coraje recorrió todo mi cuerpo, los boletos que habíamos conseguido eran solo para el estacionamiento, la cara de todos los que veníamos juntos fue entre coraje, decepción y otras cosas pero decidimos aceptarlo, nos colocamos donde pudimos en el estacionamiento sin encontrar un solo espacio de sombra. Gire mi vista hacia la entrada del estadio dándome cuenta el tipo de gente que entraba, bien vestida, con IPhone en la mano y no todos jóvenes como se supone debería de ser pero me relaje y trate de poner un poco de animo a todos los que veníamos juntos pero entre los deshidratados y los enfermos fue un poco difícil hasta que comenzaron los cantos de todos los jóvenes juntos, cantos de esperanza, yo solo observaba desde mi mundo como sin importar que nos encontrábamos en el estacionamiento la energía seguía, el querer escuchar al papa estaba ahí pero me vi confrontada una vez más por ese sentimiento de fanatismo que estaba por todos lados. El discurso comenzó puse atención, decía cosas que eran ciertas, la riqueza no lo es todo, que debemos de tener otro tipo de riqueza pero mi atención fue desviada hacia la gente de mi alrededor que solo lograba decir “Lo amo” mi ceño se frunció y mordí mi labio esperando que la paciencia cayera del cielo pero no fue así, todos los jóvenes que nos encontrábamos a fuera y más los que estaban adentro no hacíamos otra cosa más que fanatizar algo que debió de haber sido más profundo.

Mirando la televisión atenta la salida del papa, su visita había acabado, ya había movido los corazones que debió mover o al menos eso pensaba la gente pero yo me encontraba comiendo algo tranquilamente, tal vez era mi idea, tal vez no había provocado nada en mi más que incertidumbre pero en parte tal vez ni siquiera había sido el, había sido la gente, los políticos, el pueblo, su recibimiento fue algo distinto, por todo lo que sé o lo que me han enseñado la humildad ronda la iglesia, es de los pobres pero el trato que tuvo el papa fue más allá de lo que tal vez él hubiera querido. No es una celebridad, es el papa, el que se supone está más cerca de Dios ¿Acaso se hizo lo correcto ante su venida? Esa fue la duda que quedo en mi al ver a través de la televisión como es que su avión despegaba, al ver como volvía a la normalidad mi país y tal vez en un tiempo me dé cuenta que estoy en un error y que si hubo un cambio, a la larga pero por ahora me quedo con este sabor de fanatismo.