Recuerdo a la perfección la primera vez que lo vi me pareció guapo sin embargo no le preste la misma atención que el a mí. Llamó mi atención por completo cuando se paró frente a mí con una sonrisa dibujada en sus labios y pronuncio con toda seguridad su nombre, desde ahí supe que sería el hombre de mi vida.

Su forma de ser simple y sencillamente me encanta, esos hoyuelos que se forman en sus mejillas cada que sonríe porque le dije algo que me gusta de él o esa mirada profunda que clava en mí cuando está diciéndome lo mucho que me quiere, es perfecto, somos el uno para el otro, jamás había estado tan segura de algo de mi vida que de él ¿Y cómo no estarlo? Si cada momento que tenemos juntos es mejor que el otro, cada risa, cada cariño, cada beso, cada abrazo, cada caricia que tiene hacia mí hace que mi piel se erice, nunca había entendido el término de mariposas en el estómago hasta que el entro a mi vida. Puedo cerrar mis ojos y a mi mente vienen esos ojos verdes que tanto  me gustan, puedo sentir su mirada a km de distancia y puedo adivinar que piensa con tan solo verlo, demonios, en verdad me encanta.

La primera vez que me escribió un buenos días por mensaje cambio todo el transcurso de mi día, tuve una sonrisa enorme y mis amigas comenzaron a molestarme sobre cómo era increíble que cada que miraba al teléfono esa sonrisa crecia, esto me provoca, felicidad inmensa. Pero la mejor parte de todo esto es que sé que el siente lo mismo, sé que cuando ve mi nombre en su teléfono sonríe e incluso deja cualquier cosa por hablar un rato conmigo o verme, justo esto quería en mi vida, justo esto deseaba con todas mis ganas, enamorarme hasta los huesos como estoy enamorada de él, no quiero que acabe nunca.

Cada momento con él es único y es tan detallista que impresiona a cualquiera; en mis peores días está presente y logra convertirlos en algo mejor, además de que es la primera persona en la que pienso cuando quiero escaparme del mundo, es mi guarida favorita, estando a su lado todo mi alrededor no importa, pude estarse acabando el mundo pero con tal de que este con él no importa, nada malo importa. Cuando de sus labios salió la palabra te amo por primera vez, mi corazón comenzó a palpitar más fuerte por la emoción, la adrenalina que sentí fue diferente, casi como si estuviera a punto de saltar al vacío sabiendo que él estaría ahí para atraparme si hubiera un fondo, era mi seguridad, mi plenitud en tan poco tiempo éramos él y yo contra el mundo.

Las tardes de película con el eran lo mejor que podía existir y es que no importaba el tiempo, aunque solo fuera una valía la pena estar a su lado, valía la pena absolutamente todo, incluso los enojos porque sabía que decirme para sacarme un sonrisa después del coraje que me había hecho pasar y es que como no perdonarlo si tenía esa mirada de profundo arrepentimiento después de haber cometido un error. Éramos la relación perfecta, no deseaba más y si llegaba a pensarlo era con él a mi lado. Mis metas se convirtieron en las suyas y las suyas en las mías, sus logros también eran los míos y la alegría que el mostraba cuando algo me salía bien era inexplicable, de esto se trataba nuestra relación de lograr las cosas juntos incluso cuando no era un trabajo en equipo todo se tornaba de esa manera.  

Lo único certero en mi vida es que él va a estar conmigo porque todo va bien, somos grandiosos juntos, todos lo dicen, yo sé que somos el uno para el otro, lo sé o tal vez… esto no es más que un cuento de hadas creado por mi desesperación y no  está del todo bien.