¿No les ha pasado que sin saber porque hay días que simple y sencillamente se sienten mal? Hace poco tuve una experiencia que me dejo muy marcada, se las narraré para que entiendan la magnitud o el impacto que un consejo o un abrazo en un mal momento puede significar para una persona. 

12:00 pm 

La lista mental sobre que hice o que no hice en el día estaba pasando, era lo último que hacia en el día para poderme ir a dormir hasta que la ya conocida vibración de mi celular llamó mi atención, a esa hora ya no suelo ver los mensajes pero por alguna razón mi corazón me dijo que lo checara y eso hice, el mensaje de inmediato hizo ruido en mi y aunque por mi mente pasó un “Carajo, ya me iba a dormir” no dudé ni un segundo en contestar. Estoy triste Así de sencillo y significativo fue el mensaje, mi ceño se frunció de inmediato preguntando que pasaba leyendo con sumo cuidado cada palabra de aquel mensaje porque era sentimientos que estaban provocando algo en un corazón que al final del día es humano; la situación no era de vida o muerte, pero era igual de importante o al menos para lo mi fue. Hice lo que estoy acostumbrada, dar mi opinión junto con un mensaje de apoyo a la persona, pero unos minutos después de esto dicho sujeto escribió que si podía darle un abrazo (cabe mencionar que es una persona que vive conmigo) de inmediato respondí que si yendo a su búsqueda en la cocina. 

Cuando le mire sus ojos estaban inundados en lagrimas, la persona en cuestión se acercó a mi enredándome con sus brazos para que esa cercanía se convirtiera en un abrazo; no hice o dije nada, solo me limite a abrazar, fuerte y con cariño; el abrazo fue largo (Y vaya que no me gusta darlos) pero creo que cuando me encontraba en ese momento pude percibir que yo también necesitaba un abrazo así, que me reconfortara, que no me hiciera sentir sola. Al término de este abrazo ambos sonreímos sin ganas, pero muy honestamente, fue una sonrisa tan genuina, una sonrisa que surge desde lo más profundo del corazón como respuesta al “todo va a estar bien” porque así va a ser, todo va a estar bien y eso fue lo que nos transmitimos en el contacto humano, un gesto tan sencillo provocó que dos corazones sanaran... o al menos el mío. 

A lo que voy con esto es que cada que una persona se acerque a ti y pida algún tipo de apoyo, el que sea, lo des... no sabes si eso va a significar que no cometa una tontería o que como a mí (sin necesitarlo) te de fuerzas para seguir, aunque pensaras que ya la tenías.