Llegué al que consideraba nuestro lugar pero en este momento de mi vida ni siquiera estaba seguro de quien era así que decir que me encontraba nervioso porque no fuera el lugar es poco. 

-Miguel…

-Oh gracias a Dios si era aquí – Cuando me giré pude ver a Gabriela. Un escalofrió me recorrió la espalda, no tenía nada que ver con la Gabriela que conocía. Físicamente a eso me refiero, si no fuera por su voz hubiera creído que estaba frente a otra persona- ¿Eres tú? 

-Si, yo sé que no entiendes nada pero tienes que seguir con tu vida ¿Estamos? 

-¿Cuál vida, Gabriela? ¡Tu eres mi jodida vida! 

-Pero yo ya no soy Gabriela, mi nombre es Mariana 

-¿De qué me hablas? Esto es muy confuso para mi y el doctor…

-Miguel cuando caíste en coma fue porque alguien trataba de matarte porque quieren obtener la administración del hospital para que se aprueben los experimentos en pacientes terminales, y tu y yo éramos los únicos que los detenían. 

-Esto es una broma, evidentemente, tu cara es otra pero tu voz… 

-Tuve que cambiar todo pero cuando supe que te despertaste mi error fue prender el celular de Gabriela, en cualquier momento nos localizan. Me he organizado con varios para que no tomen el hospital pero el hecho de que tu hayas despertado implica que estás en peligro y… - No pude más y la interrumpí atrayéndola a mi para besarla lentamente, quería asegurarme que se trataba de mi Gabriela pero tuve que detenerme en contra de mi voluntad.

-No puedo creer lo que estás diciendo, Gaby porque… es imposible ¿Lo sabes? 

-¡Miguel!- Era la odiosa voz de mi madre. Cerré los ojos unos segundos sin separarme de Gabriela o ahora Mariana para tratar de comprender lo sucedido y no querer matar a mi mamá por ser tan entrometida- Miguel, aléjate de ella, esta loca… 

-Oh vamos... ¡No estoy loca!

-Miguel después del accidente Gabriela perdió la cabeza, tratamos de buscarle ayuda, la encerramos en un manicomio junto con Natalia, sabes que tu hermana sufre de esquizofrenia y Gabriela solo ayudo a esto. No puedes creerle nada de lo que dicen. 

¿Qué carajos estaba pasando?- Fue lo único que alcance a pensar antes de que Gabriela le apuntara con un arma a mi madre. 

-¡Gabriela! ¿Qué mierda estás haciendo? 

-Ella es la que quiere hacer estos experimentos

-Gabriela por favor cálmate

-¡Que no me llamo Gabriela! 

-Bueno, Mariana… ¡Cálmate por favor!- 

Y en ese preciso momento el arma se dirigió a mi dejándome helado, puta vida.