-¡Estoy bien!- Otro poco falto para que esa llamada de atención hacia mi madre fuera un grito. Habían logrado que me quedará en el hospital aproximadamente 3 semanas sin razón alguna; no era doctor o algo por el estilo sin embargo al haber sido administrador y socio de ese mismo hospital aprendí lo necesario de medicina. 

Gritos era lo que se escuchaba en mi apartamento cuando mi madre se enteró que había sido dado de alta y que nadie le había dicho ¿Por qué le dirían? Es mi madre, eso lo sé pero ya no tengo 5 años. -Debimos ir por ti, aun no puedes… 

-Mamá puedo hacer todo perfectamente y ahora si me disculpas, quisiera quedarme solo en mi apartamento para arreglar cuando regresaré al trabajo. 

-Podría… 

-No, no te vas a quedar, en serio lo siento pero… – Me dirigí bastante firme a la puerta del apartamento indicándole con un ademan que era hora de su partida – Te prometo que si algo pasa serás la primera a la que le avisaré. Cuando mi madre salió solté un suspiro de alivio por un momento llegué a pensar que me amarraría o ella se amarraría al sillón con tal de no irse pero puse manos a la obra.

Caminé hacia el closet donde debían estar las cosas de Gabriela pero ya no había absolutamente nada; maldije para mis adentros pero seguí buscando cualquier rastro de ella, nada, era como si nunca hubiera existido -Miguel, no estás loco, dormiste cinco años pero Gabriela existe, tu solo respira – Tomé mi celular marcando su número el cual me sabia de memoria y para mi suerte alguien contestó- ¿Gabriela? 

-¿Quién habla? 

-Miguel… yo he despertado, no sé porque nadie te dijo nada, quiero verte, no, necesito verte

-¿Miguel? Demonios no deberías estar llamándome, Natalia debió…

-¡Dame eso! – Una tercera voz se escucho en la llamada

-Miguel, a las 12 en nuestro lugar… procura por el amor de Dios no llegar tarde; me escaparé de aquí y te explicaré todo 

¿Se iba a escapar? ¿De dónde se iba a escapar? Mi cabeza empezó a doler terrible, Gabriela al parecer estaba metida en un lio y yo jugando a ser el príncipe durmiente.