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Banalidades
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- Category: A • Letras
- Published: 17 Abril 2019
Llegó tarde, como siempre.
Ya no era posible la armonía. Las cosas
se volvieron banales, la vida, la escritura,
sobraron todas. Se echó a mi lado, me abrazó,
y fue entonces cuando percibí en él un olor
especial. Me estremecí, olí otra vez, quise
comprobarlo, el olor no se iba. Estaba claro.
Me dieron náuseas, salí corriendo
al baño. Trataba de tomar aire por
la ventana abierta, todo daba vueltas.
Era un olor masculino.
Volvieron los años de los que
huía. ¿Era ese olor el suyo?
¿Cuándo apareció? ¿Lo tenía antes?
¿O pertenecía ese olor suyo a otro
hombre? No me siguió, no llamó a la puerta.
Con ese olor se quedó al otro lado, muy lejos.
Y yo aquí tiritaba de frío, encerrado, en
el suelo. Fue inútil. me alcanzó
la rápida mano de mi padrastro, masculina,
mi cabeza salió volando. Después,
siempre que mi padrastro se acercaba,
yo me apartaba. Aunque su mano estuviese lejos.
Ya sólo el olor bastaba.
No era posible
extinguirlo de la casa. Rehuía
a los hombres. No me gustaba su
mundo. ¿A cuál de los mundos debería
pertenecer, de todas formas? ¿Desprendía
yo acaso un olor masculino cuando pegaba?
Y cómo duele ahora. ¿Qué hago, abro la puerta,
lo lavo a él? ¿Es eso posible? ¡O extiendo mis sábanas
en otro lugar, tratando de dormirme sin él?
- Brane Mozeti