Quiero que beses mis cicatrices, que me desgarres el alma y la beses con desesperación, como si fuera el oasis que te hacu aflata por mucho tiempo.

Arráncame la ropa, deshazte de ella, no hará falta para convertirnos en uno mismo; mirémonos mutuamente, mientras que nuestros corazones explotan de excitación en un mismo compas.

Acaríciame como si fuera seda, la más fina, pero no quites tus labios de los míos, no podría vivir sin el néctar mas jugoso de mi existencia. Hazme tuya, no solo en cuerpo, ni en alma; hazme tuya como solo tú sabes hacerlo.

Despertar cada mañana y mirarte con el dorso desnudo sería uno de los mejores placeres de mi vida, no por lo sucedido, sino por saber que cada día, por el resto de mi vida podré ver esa escena, podré tocar tu sedoso cabello y tendré la oportunidad de decirte…

¡Buenos días, mi amor!

- Lupita Mejía