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Solo la voluntad me sobra

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Francisco José de Goya y Lucientes nació en Fuendetodos, España el 30 de marzo de 1746, su padre era una persona que fungía el oficio de dorador, su trabajo consistía en darle un aspecto dorado a diversas superficies, detallarlas o cubrirlas por completo de tintura u oro líquido, el polémico pintor llegó al mundo en un sitio no muy relevante y dejó la orbe en Burdeos, Francia el 16 de abril de 1828.

El grabador pertenecería a la generación de los grandes artistas del neoclasicismo, tan solo tan solo era siete años menos que Antonio Canova y dos años mayor que Jacques-Louis David, pero hizo de lado la precisión de el estilo, suspendió su aproximación intelectualista y doctrinal a los cánones clásicos, Goya se liberó de las imposiciones estéticas por las que se regían los artistas neoclásicos y se embarcó en un proceso solitario de creación, estos senderos lo llevaron a las bases mismas del arte moderno, en su mundo cognitivo y expresión visual no hay ninguna norma, modelos previos, ni épocas o conceptos idealizados a imitar.

A pesar de su solitario camino como creador, tendría las bases de tres corrientes previas en su técnica, de formación barroca, rococó y el ya mencionado neoclasicismo, estos cimientos en su obra lo convertirían tan solo en un creador holístico, incluso hablando de la técnica se desenvolvió en el grabado, el dibujo y la pintura en caballete y mural.
Respecto a sus obras nos queda claro que estamos frente a un hombre que pasó por dos momentos traumáticos y siempre contó con una capacidad de observación e interpretación admirable, cada una de sus obras es y ha sido motivo de la elaboración de tesis completas para su entendimiento, ha sido llamado “violento” por el contenido de alguna de sus pinturas pero fue todo lo contrario, un hombre sensible y atormentado que buscaría sacar lo mejor de sí mismo y nosotros, Francisco José de Goya y Lucientes nació en Fuendetodos, España el 30 de marzo de 1746 y sería el hombre que cambiaría la historia del arte y la percepción del mundo sin siquiera intentarlo.

Goya y la visión de su época

Jacques-Louis David es el neoclasicismo hecho carne, como artista que viviría directamente el antes y después de una de las revoluciones más difíciles que se han suscitado, la revolución francesa, nos deja entender por completo su movimiento. Jacques pintaría en 1787 (dos años antes del estallido de la revolución francesa) una obra plástica que titularía “la muerte de Sócrates”, proponiendo una narrativa distinta toda la pintura es una construcción mental de un viejo Platón que imagina como fue que pereció su maestro, la luz y los rostros están pensados como el huérfano alumno hubiera deseado que fueran, su maestro fuerte y valiente al centro, decidido a consumir la cicuta para consumar su suicidio, una escena de valentía, coraje y convicción en los ideales al grado de morir por ellos, es traicionada al ser una construcción del filósofo sentado al borde de la cama, justo como los nobles ideales de la revolución francesa serían traicionados por el terror que le seguiría; el neoclasicismo es una interpretación de elementos personales, políticos, históricos y estéticos manipulados para brindar una percepción sobre la situación que se vivía mediante los cánones de la belleza anterior pero Francisco José de Goya no simpatizó con estos preceptos de construcción narrativa maquillada por belleza, ese espejo que buscaba convencer sobre lo que era humano pero solo colocaba al espectador ante figuras que aunque antropomorfas, no son personas reales.

Entre tantos cambios sociales y violentos los artistas descansaron en movimientos que les permitían escapar, evidentemente Canova y Jacques-Louis David encontrarían su reposo en la estética grecorromana, lejos de toda la vorágine y un desgastado mundo, los románticos buscarían desde sus posiciones acomodadas el distanciamiento y contacto natural, querían encontrar una catarsis dentro de la melancolía que ofrecía la introspección y alejamiento; Lucientes se quedaría con lo suyo, no huiría de su escenario, lo usaría como el fundamento de su obra, es así como Goya comenzó a trabajar con temas universales.

Lucientes y su formación en el arte

“Si hay un Goya barroco, pintor de lienzos y de frescos de temática religiosa, y un Goya elegante y Rococó, sin embargo, como afirma la fuente Ferrari, “para él, el neoclásico tenía que ser una farsa”.
El artista aragonés, para quien arte y belleza eran dos cosas distintas, difícilmente podría someterse a las normas apriorísticas e intelectuales de lo que se entiende por bello. Lo intentó en alguna que otra ocasión, pero, a lo que parece con poca fe, fracasó al intentar de sofocar sus espontaneidades plásticas. Su visión del mundo y su manera de llevarla a la tela no podían tener nada en común con el dibujo casi caligráfico que contorneaba las ideales figuras de sus contemporáneos europeos” escribiría Erika Bornay para el volumen 8 de HISTORIA UNIVERSAL DEL ARTE sobre su desarrollo, aquí podemos emprender el alma del pintor aragonés, su visión del mundo fue la de un eterno aprendiz, no podía quedarse solamente con lo ya pasado y esto mismo le haría cimentar las bases para el impresionismo, expresionismo e incluso el surrealismo.

A sus 80 años de edad dibujaría a un anciano que con la ayuda de un par de muletas se arrastraba desde la oscuridad hacia la luz, una poblada barba y larga cabellera junto con unos contemplativos ojos caracterizarían a ese hombre, Goya titularía la obra en la parte superior derecha, definiéndose así mismo: “Aún aprendo”, el pintor absorbió cuanto pudo mediante la observación de quienes le habían precedido y su YO, confesó haber tenido tres maestros en su vida: Velázquez, Rembrandt y la naturaleza. Comenzó dominando el estilo barroco, su primera obra “Aníbal por los Alpes” lo ayudaría a exponer su nombre al mundo cuando recibió cuando recibió seis votos una mención elogiosa del jurado de un concurso convocado por la academia de las Bellas Artes de Parma, Italia, pintaría la Bóveda del Coreto de la basílica del pilar de Zaragoza en los años 1771 y 1772, aquí llegaría a sus 25 años habría dominado con su pincel el barroco en su máxima expresión. No fue hasta 1788 cuando Goya terminaría con su última atadura a las corrientes anteriores con la obra “San francisco de Borja asistiendo a un moribundo”, El marqués de Ureña la definiría en 1785 como «Lo Sublime

Terrible», fue la primer pieza de arte donde se apreciaría la categoría estética de lo “terrible”, se nos muestra a San Francisco intentando hacer que un moribundo se confiese, el sacerdote sostiene un crucifijo en la mano derecha, del cuerpo de Cristo la sangre se derrama y cae sobre la frágil silueta del agonizante, al fondo una figuras de la sombra aguardan para tomar el alma del personaje postrado en la cama. Asimismo, esta obra anticipa muy sesgadamente el tema de la locura, tan presente en la obra goyesca. La mortal angustia del enfermo le ha hecho perder contacto con la realidad: las figuras de la sombra son el producto de su aterrorizada fantasía.

El pintor también habría de convertirse en enemigo un enemigo público de la santa inquisición al pintar mujeres desnudas y el erotismo, aún así fue protegido por la familia real puesto que por recomendación de Anton Raphael Mengs, llegaría a trabajar para la real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara.
A pesar de sus choques con la inquisición para 1792, Goya ya era un aclamado y solicitado pintor, estaba en la cumbre de su carrera, siendo maestro de la academia de Bellas Arte, retratista de la burguesía y aristocracia de la ilustración y con el cargo de pintor de cámara de el rey Carlos III (1786). El Aragonés estaba envuelto en una época de satisfacciones y éxitos, pero esta fue interrumpida por una enfermedad que lo llevó al borde de la muerte, de ella le quedaría una sordera total que modificaría desde la raíz la personalidad del artista.

Las obras negras de Goya

Tendrían como precursores directos la ocupación napoleónica de España en 1808 y su sordera para que Francisco se retirara a “La quinta de el sordo”, lugar donde pintaría 14 cuadros que revolucionarían la historia del arte.
stas fueron las dos experiencias más dolorosas que presenció el pintor, terminaría por pintar la guerra de una manera como nunca se había visto, en obras como el “dos de mayo,1808” y el “3 de mayo, 1808” le arrancaría con su pincel la gloria a lo bélico, todas las pinturas previas contaban con una composición que asemejaría a una panegírica a la violencia, el Aragonés solamente usó la fuerza y emoción en bruto para

pintar ambos cuadros, no hay héroes, no hay actos valientes, solo hay gente sufriendo en un sinsentido, eliminó el motivo para remarcar lo absurda que es la guerra.
España se tardaría cinco años en recuperar su libertad, se hizo la constitución de Cádiz con cosas como libertad de prensa, libre empleo y expresión, tendencias liberales que prometían años mejores pero, el nuevo rey, Fernando séptimo aplastó el texto y arrestó a quienes lo habían escrito en cuanto fue coronado, fue aquí cuando Goya se retiró, triste e impotente observaba a su país ahora consumirse por la enfermedad, la violencia y el nepotismo.

Se ha creído erróneamente que “la quinta del sordo” lleva su nombre en honor a Goya, pero no es así, el anterior dueño de la casa también se había perdido el oído años atrás. El sordo de Fuendetodos permanecería en esa casa hasta su exilio en Burdeos. Sin preparar las paredes, Lucientes pintó directamente sobre ellas sus polémicas piezas: Saturno, El aquelarre o El gran cabrón, La Romería de san Isidro, Perro semihundido, Duelo a garrotazos, Las Parcas (Átropos), El Santo Oficio, La lectura, Dos viejos, Dos viejos comiendo, Una Manola: Leocadia Zorrilla, Judit y Holofernes, Asmodea y Dos mujeres y un hombre.

Todos los cuadros anteriores tienen imágenes de figuras humanas borrosas, magia, brujas, machos cabríos, violencia, demonios, ancianos con aspectos cadavéricos, son un mundo que había permanecido musco años oculto por la luz de la ilustración, son las sombras que habíamos intentado terminar con la iluminación pero jamás se fueron. Una de las que más ha llamado la atención de la humanidad es “Saturno” que hace referencia a Cronos, el titán que devoraba a sus hijos por miedo a que uno de ellos lo asesinara, hay detalles clave, Cronos comía a sus hijos justo cuando nacían, los traga enteros, en el lienzo observamos al titán curveado sosteniendo el torso de alguien que no es un infante, la tensión aumenta ante la realización de que la víctima estaba consciente de su ejecución.

Hay muchas maneras de leer Saturno, quizás Goya quería exorcizar su mente, sus demonios internos, o los de su país, o quizás solo quería pintar con honestidad sobre una terrible faceta humana, las pinturas negras cambiaron la historia del arte por su técnica y estilo, fundaron parcialmente el expresionismo, al impresionismo y surrealismo, han aterrado a generaciones y lo más aterrador de todo es que Goya no

quería que las encontraran, por eso no preparo el lienzo, en vida jamás habló sobre ellas, las pinturas negras existen más allá de nuestra interpretación.
Saturno se queda solo como un monstruo en la oscuridad del comedor, con sus penetrantes ojos fijos en la persona que entraría por la puerta, masticando.

Epílogo: Solo la voluntad me sobra

Francisco José de Goya y Lucientes murió en Burdeos, Francia el 16 de abril de 1828. Fue un eterno aprendiz, no solo revolucionó la estética y la técnica, también fue el campeón de los sectores sociales más vulnerables de su época (y que hasta la fecha los siguen siendo, no hemos cambiado nada), trató temas como la violencia hacia la mujer en piezas tales como “sacrificio de interés” y “mal marido”, la prostitución como una esclavitud en obras como “maja de paseo” y “joven estirándose la media”, incluso habló sobre el maltrato infantil con “que necedad darle destino en la niñez” y aún más fuerte, sobre la pederastia en “sueño de brujas consumadas” donde pintó a un par de ancianas deteniendo a un niño mientras que un padre abusaba de él.

Las agresivas 2 y 3 de mayo de 1808, buscaban retratar el interminable ciclo de la violencia, españoles asesinando franceses en la mañana y franceses asesinando españoles por la noche sin pena ni gloria, sin punto alguno, Goya le quitó la justificación a cualquier tipo de violencia, sobre todo a la de los toros donde se humaniza su dolor y se desnaturaliza a las audiencias.

Goya, el eterno aprendiz, quería terminar con la violencia y llevarnos a una catarsis con sus pinceladas que nos permitieran mejorar, porque tenemos que reconocer primero que hay un problema con nosotros como humanidad para después solucionarlo y aunque él ya no esté nosotros aún podemos reflexionar sobre lo que nos legó y evolucionar.