Mujeres a través de la historia: Leona Vicario.

Leona Vicario

María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández más conocida como Leona Vicario, nació el 10 de abril de 1789. Fue una de las figuras más destacadas de la Guerra de Independencia de México. Se dedicó a informar a los insurgentes de todos los movimientos que podían interesarles y que ocurrían en la capital del virreinato. Fue una de las primeras mujeres periodistas de México, se enfrentó a numerosos riesgos, por apoyar la causa independentista. El Congreso de la Unión le concedió el título honorífico de Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria; su nombre está inscrito con letras de oro en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro, sede de la Cámara de Diputados de México.

Fue hija única. Su padre, Gaspar Martín Vicario, fue comerciante español proveniente de Castilla la ViejaEspaña, y su madre, Camila Fernández.​

Tuvo las comodidades de una familia criolla. Recibió una amplia educación, cosa poco común en la época. Estudió bellas artes y ciencias. Tomó cursos de pintura y dibujo.

Al morir sus padres en 1807, permaneció bajo la custodia de su tío, el doctor en leyes y abogado Agustín Pomposo Fernández de San Salvador,​ Pomposo se había dado a conocer siendo muy joven al redactar una oda titulada Sentimientos de la Nueva España por la muerte de su virrey Antonio María Bucareli.

A pesar de la confrontación política y sostener ideales distintos a los de su prestigioso tío, este le permitió vivir sola para que estuviera cómoda; compró una propiedad contigua para estar al pendiente de ella, algo escandaloso para las costumbres de la época. Su tío la comprometió a matrimonio con el coronel y abogado Octaviano Obregón.

En 1811, conoció a Andrés Quintana Roo, estudiante de leyes procedente de Yucatán que trabajaba en el despacho de Fernández. Ambos quedaron enamorados, y Andrés solicitó la mano de Leona, obteniendo la negativa de su tío, quien argumentó que el joven era pobre. Ante la forzosa separación, Leona buscó la manera de ayudar por cuenta propia la causa insurgente. En 1833 Quintana Roo fue nombrado Secretario de Justicia de un gobierno liberal, y aunque renunció meses después por disentir de las decisiones que tomaba el partido del general Santa Anna, desde 1835 y hasta el final de su vida permaneció como Magistrado de la Suprema Corte de Justicia.

 

Desde 1810, Leona Vicario formó parte de una sociedad secreta llamada Los Guadalupes, cuyos integrantes conformaron una especie de red, a través de correos con Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón, debido a que pertenecían a la sociedad virreinal, y eso les permitía tener acceso a información que otros insurgentes no tenían. Recogía la información sobre las estrategias de los españoles para combatir a los insurgentes. Además, dio cobijo a fugitivos, envió dinero y medicamentos, y colaboró con los rebeldes, transmitiéndoles recursos, noticias e información de cuantas novedades ocurrían en la corte virreinal.

En marzo de 1813, uno de sus correos, que era llevado por un arriero, fue interceptado; Leona, al enterarse, huyó con rumbo a San Ignacio, Michoacán, y de ahí a Huixquilucan, en el Estado de México. De regreso a la capital, su tío logró que la recluyeran en el Colegio de Belén de las Mochas, en vez de ser enviada a la cárcel.

Después estuvo presa durante 42 días. No pudo evitar que las autoridades la procesaran conforme a la justicia. La Real Junta de Seguridad y Buen Orden le instruyó un proceso en el que fueron apareciendo los documentos que la inculparon; entre otros, los relativos a sus intentos de huida para pasarse al campo de los rebeldes; fue sometida a interrogatorio, y se presentaron las pruebas que la inculpaban. Nunca delató a sus compañeros; fue declarada culpable y se le condenó a formal prisión y a la incautación de todos sus bienes.

En mayo de 1813, tres insurgentes disfrazados de oficiales virreinales la ayudaron a escapar; escondida entre huacales, llevaba material de imprenta para los periódicos insurgentes. Partió rumbo a TlalpujahuaMichoacán, donde contrajo matrimonio con Andrés Quintana Roo. A partir de entonces, se mantuvo junto a su esposo al servicio de la insurgencia y del Congreso de Chilpancingo. Morelos enviaba cartas a Leona desde Chilpancingo.

A lo largo de 1814 y gran parte de 1815, Leona siguió colaborando y trabajó en los periódicos El Ilustrador Americano y el Semanario Patriótico Americano.

 

Posteriormente capturado y muerto José María Morelos y disuelto el Congreso por las propias fracciones insurgentes enfrentadas, Leona y su marido se escondieron en la zona de Michoacán.

En 1817, Leona tuvo su primera hija: Genoveva. Debido a que el matrimonio se la pasaba huyendo de un sitio a otro, Leona dio a luz a su hija en una cueva, localizada en Achipixtla, un lugar situado en la Tierra Caliente. Ignacio López Rayón fungió como padrino de la niña. El 14 de marzo de 1818, escondidos en la serranía de Tlatlaya, actualmente Estado de México, fueron capturados; pensando en las consecuencias que significaría para su hija.

Durante su estancia en Toluca, Leona tuvo a su segunda hija, María Dolores Quintana Vicario, y presenció las celebraciones hechas con motivo de la jura de la Constitución de Cádiz por Fernando VII, ocasión que la llevó a escribir el poema La libertad y la tiranía.

Consumada la independencia y en compensación por la confiscación de sus bienes, el Congreso de la República concedió a Leona Vicario, en la sesión celebrada el 8 de agosto de 1823, una liquidación económica y una hacienda llamada Ocotepec.

En 1827 el Congreso del Estado de Coahuila y Texas acordó que la villa de Saltillo se denominase en adelante Leona Vicario, conocida en esas épocas como la mujer fuerte de la independencia.

Leona Vicario continuó con actividades políticas, periodísticas y poéticas junto a su esposo.

En su etapa de colaboradora de El Federalista, Vicario se enfrentó al conservador Lucas Alamán, quien decía que las mujeres habían ido a la guerra de Independencia por amor a sus hombres.

El 21 de agosto de 1842, falleció Leona Vicario en la ciudad de México, rodeada de su esposo y de sus dos hijas. Hasta el final de su vida había seguido escribiendo y opinando, tanto en las páginas de El Federalista como en las tertulias literarias y políticas.

Fue declarada Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria el 25 de agosto de 1842, a los cuatro días de su fallecimiento. Hasta la fecha, ha sido la única mujer en México a la que se le han ofrecido funerales de Estado.

 Fuente: memoriapoliticademexico.org