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Cambiantes II
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- Published: 12 Febrero 2018
-Tienes que alejarte de mi familia- Jordi había roto el silencio; por mi parte seguía anonadada. - ¡Farah! ¡Reacciona!
-Estás vivo…
-Tienes que alejarte de mi familia
-Pero ¿Cómo? ¿Dónde habías estado? ¿Por qué no me llamaste?
-Farah, hay cosas que no puedo explicarte, pero por favor aléjate de mi familia, yo sé que eran consuelo para ti pero ya sabes que estoy vivo y bien, entonces ya no los busques.
-Les tenemos que decir, tu mamá va a estar feliz y tu hermana aun más.
-Farah…
-Y tu padre, le esta yendo mal pero viéndote seguro todo mejorará.
-Farah, ellos lo saben.
-¿Q…qué? ¿Todo este tiempo lo supieron?
-Todo el tiempo.
Todo mi mundo se vino abajo, todo este tiempo habían fingido, me habían dejado sufrir a lo estúpido mientras ellos sabían lo que estaba pasando, donde estaba, que estaba bien, vivo. Todas las veces que llore con su hermana, no eran más que un engaño, mi sufrimiento había sido en vano y este desapareció pronto convirtiéndose en enojo, hacia ellos pero principalmente hacia él.
-¿Todo este tiempo estuviste bien y no fuiste capaz ni de darme una explicación? ¿¡Sabes por todo lo que he pasado!? ¿¡TIENES UNA IDEA!?
-Mi amor, lo siento tanto, en serio.
-Ni siquiera te atrevas, quiero bajarme ahora.
-Si te bajas del carro no me vas a volver a ver, de nuevo
-¿De qué hablas, Jordi?
-Mi familia no puede saber que me viste, o que sabes la verdad
-¿¡Y qué se supone que haga, que finja que sigues desaparecido frente a ellos, frente al mundo!?
-Si, es más seguro para ti de esta forma.
-Tu no puedes saber lo que es o no es seguro para mi, no tienes el derecho de elegir eso.
-Créeme, lo tengo.
-Quiero bajarme ¡AHORA!
Entonces sentí el impacto, mi vista se dirigió a la parte trasera del carro, alguien nos había chocado a propósito, entonces cuando volví la mirada a Jordi, este apretó sus manos al volante y acelero.
-Ponte el cinturón
-¿Qué esta pasando?
-Ponte el cinturón ¡Ahora, Farah!
Sentí otro impacto del carro de atrás y sin entender nada hice lo que me indico Jordi, maldiciendo para mis adentros, debí de haber tomado el maldito camión.