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 En los poemas, se deifne al Tlalocan como Sitio de niebla, por ello a veces se le confunde con el Tamoanchan. Este último es un lugar ligado con la creación, es donde se encuentra el germen anímico de cada ser que habita el mundo; aquí fue donde los dioses colocaron el maíz en los labios de los humanos. El Tlalocan es el lugar de la muerte. Una montaña hueca llena de frutos porque en ella hay una eterna estación de lluvia. Es el último destino de los elegidos por Tlaloc, es decir, aquellos humanos que murieron por causas relaciones con el agua: inundaciones, hidrocefalia, ahogamiento, entre otras. 

En el Tlalocan hay un gran depósito de agua del que surge la lluvia, los ríos y los lagos y es Chalchiuhtlicue quien los suelta a través de sus manos. En el Tlalocan no solo se guarda la lluvia, sino también los rayos, el granizo, las tormentas, así como la fuerza de crecimiento celicayotl-itzmolincayotl.

Aunque es un espacio mítico, es posible localizar al Tlalocan debajo de la tierra, donde todo está lleno de agua, agua que se comunica con los cerros, las cuevas y el mar. En la superficie terrestre, el Tlalocan se encuentra en el Oriente, de donde surge un viento tibio, dulce y favorable.