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Débil (Parte 2)

not everyone is blind

Tomás se encontraba en la cama del hospital el único movimiento que se distinguía era el de su pecho, subía y bajaba al ritmo de su respiración, tenía los ojos cerrados aunque ya no habría diferencia si los abría o no, al menos no para él. Me coloque a su lado acariciando su mano como si fuera una escultura de cristal que con un rose se destroza, me dolía tanto verlo así entonces el dolor ceso cuando sentí un apretón en mi mano, mi vista se dirigió hacia él, veía al vacío, de ahora en adelante siempre vería al vacío. 

"¿¡Quién eres!?" Quede petrificada al oír su tono de voz tan molesto, harto... distinto. 

"Soy yo, cariño" 

"Alicia, dije que no quería ver a nadie... bueno, recibir" Eso último fue una puñalada tanto en su corazón como en el mío, en realidad no volvería a ver a nadie. 

"Yo no soy nadie" 

"Vete, por favor" 

"Tomás no hagas esto..." 

"¡VETE, DIJE!" Me sobresalte soltando su mano dirigiéndome a la puerta con lágrimas en los ojos; antes de salir lo visualice, tal vez su hermano mayor tenía razón y el Tomás que tanto amaba ya no estaba más ahí. 

Los días pasaron, ya iban 2 semanas de pruebas sin resultados, de esperanzas absurdas y Tomás cada vez era más distante, se había encerrado en un mundo que todos desconocíamos y el cuál nadie tenía permitido entrar, sus barreras con su familia eran enormes pero conmigo eran peor. 

"No quiero escucharte" 

"Tomás, mi amor el doctor dijo que tal vez el tiempo ayudaría" Le mencione con el tono de voz más dulce que tenía. 

"No me importa" Ese día lo daban de alta, podíamos volver a casa, no tenía mucho desde que nos mudamos pero sin duda alguna ese departamento era mi lugar favorito en el mundo. "Ya quiero irme, Alicia, dile a quien quiera que se encargue de esto que se apresure" Trague saliva saliendo del cuarto para conseguir el alta. 

Dos horas después ya estábamos en casa, su madre se quería un tiempo con nosotros, no me molestaba que lo hiciera, es más eso aliviaba mi corazón. 

"¿Quieres algo de comer, Tomas?" Ese tono de voz tan maternal siempre lograba algo en Tomás, hasta ahora. 

"No, llévenme al cuarto" Lo tome del brazo de inmediato para ayudarle, su madre se ofreció también pero negué, yo lo quería acompañar, era nuestro primer momento solos desde que perdió la vista. Lo senté en nuestra cama colocándome al lado tomando su rodilla. "Lamento estar arruinándote la vida" 

"No lo haces, no digas eso" 

"Quiero estar solo, Alicia" 

"No hagas esto, por favor" 

"Vete, si quieres que me sienta mejor vete" 

Y eso hice, me retire del cuarto cerrando la puerta, escuche un quejido después del sonido de un cristal roto así que abrí la puerta de golpe y ahí estaba Tomas con la mano llena de sangre, se había tropezado con el buro donde teníamos nuestras fotos. 

"Te ayudo, ven aquí" Me acerque a el tomándolo del brazo pero lo quito en un arrebato 

"¡TE DIJE QUE TE FUERAS!" 

Su madre entro para ayudarlo y yo me quede quieta cuando escuche de sus labios...

"Quiero ir a casa contigo, mamá, no quiero estar aquí" 

Entonces mi corazón se rompió de nuevo, si es que eso se podía, no tenía ni idea de que hacer o como ayudarle aunque era lo que mi alma a gritos me pedía.