Capítulo tres  

Un mes, casi un mes hablando con él, las cosas con mi novio cada vez iban peor y mis amigas estaban concentradas en sus asuntos. No me sentía sola pero la realidad era que no me sentía sola por él, cada que discutía con mi novio por alguna razón ahí se encontraba diciéndome lo increíble que era. 

-Teresa deja de preocuparte, si es será y sino… no ¿Por qué fuerzas las cosas? 

-No lo sé, no sé que hago de mi vida soy un caos

-Bueno, déjame decirte que eres el más hermoso que conozco 

-Para, por favor 

-Ya sé que tienes novio pero no puedo evitarlo, tengo la necesidad de decirte lo increíble que eres en todo aspecto, no solo el físico. 

-Pablo basta… esto no me esta funcionando 

-¿Y tu crees que a mi si? ¿Crees que es fácil para mi verte con otro y además de todo apoyarte? Pues no Teresa, no lo es. 

Ahí tome la decisión, no podía seguir con mi novio, no podía seguir de esta forma porque no era justo ni para él, ni para mi, ni para Pablo. La realidad era que la decisión no había sido tomada por toda la situación de Pablo sino porque la vida nos había jugado una mala y era el momento de separarnos. 

-Esto… 

-No esta funcionando, lo sé, Teresa pero te amo y no quiero, no quiero dejarte, dejarnos 

-Yo tampoco quiero pero no estamos haciendo las cosas bien ninguno de los dos 

-Lo sé 

-Y contra eso no se puede luchar ¿Lo sabes? 

-Eso también lo sé

-Te…- Cristóbal tomo mi mano atrayéndome a él plantándome un beso antes de poder decir algo. Correspondí al beso saboreando las lagrimas que caían por mis mejillas. El beso fue duradero, lento y doloroso porque era la despedida, una que ninguno de los dos pensó que llegaría tan pronto pero ahí estábamos. Cuando Cristóbal se fue tomé mi celular…

“Ya termino todo”

Una pequeña luz de esperanza ilumino mi corazón en el momento en el que me percate de lo que esto significaba pero para Pablo tal vez era otra cosa totalmente diferente.